La ruptura social en el Centro Histórico

 

Los barrios históricos de muchas ciudades han entrado en un lapso de revalorización. Este es el caso del Centro Histórico de la ciudad de Mérida en los últimos 5 o 6 años. En esta revalorización, en donde además de la parte social y cultural también la parte económica juega un papel preponderante, en donde los barrios históricos se convierten en escenarios de consumo y negocios, en especial, para el mercado de turistas que se sienten atraídos por estos centros históricos. La apertura de numerosos hoteles, restaurantes y tiendas enfocados al turismo en nuestro centro histórico es evidente.

En estos casos, de un boom económico y turístico se presentan un par de aspectos negativos (Colomb, y Novy, 2016) como el desplazamiento de la población local, a la que se le vuelve prohibitivo la compra o renta de bienes inmuebles por el alza de precios, creando lo que conocemos como gentrificación, siendo esto un despojo simbólico y material. Junto con esto, el crecimiento del comercio hedonista y gourmet dirigido al turismo que obliga la desaparición del comercio minorista tradicional. Todo esto combinado son sumamente importantes, la manera en la que lastiman el tejido social van mucho más allá y sobrellevan por mucho los beneficios de una derrama económica. Muchas de las políticas publicas solo (tristemente) sólo ubican la importancia del beneficio económico e intentan tapar todas las heridas al tejido social que se provocan.

La euforia inicial que los poderes públicos asociaron a la intervención regeneradora del turismo de masas en áreas urbanas degradadas del centro de la ciudad ha dado paso al antagonismo, la protesta y conflicto social que en muchos casos señala al “sujeto turista” en lugar de las políticas que favorecen los intereses capitalistas de la economía turística: operadores turísticos, pisos turísticos ilegales, pequeños y grandes especuladores y rentistas de habitaciones, vuelos low cost, franquicias globales, cruceros, etc. Sin embargo, es urgente abordar la falta de instrumentos eficaces de gestión urbana y los nuevos conflictos en la convivencia urbana y la habitabilidad en relación con la turistificación de la ciudad. (Cabrerizo, et. al, 2016)

Cuando el gobierno entra en conflicto, o en la incapacidad para responder a estas cuestiones y crecientes conflictos es preponderante el papel de los ciudadanos en la construcción de otras políticas públicas. La respuesta aquí es la resistencia, con creación de organizaciones locales. Así, la población se ha organizado para defender los derechos humanos, prevenir el reclutamiento o para buscar la resolución pacifica de conflictos. Todas son expresión del esfuerzo local para resolver una situación concreta pero, al mismo tiempo, tienen la capacidad de incidir en las políticas públicas locales (Higuera, et. al, 2011).

El concepto de resistencia entra a rescatar a la comunidad de la ruptura de un tejido social es muchísimo más importante y de mayor interés público que dé mayor atracción de turismo o la apertura de negocios “elite” en los centros históricos, rupturas del tejido social pueden ser extremadamente dañinas y crónicas. Los tejidos sociales son modos extraordinarios en que nos apoyamos unos a otros en momentos extraordinarios también. El costo de perderla es altísimo, más alto que perder innumerables inversiones.

Por Silvia Carrillo Jiménez*
silvia.carrillojimenez@gmail.com

* Jefa del departamento de Fomento Turístico de Valladolid y maestra en Desarrollo Sustentable y Turismo

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