Por Rodrigo Aguilar
No soy fan de la NFL, salvo el domingo de Súper Bowl no veo ni otro partido completo de la temporada. Pero eso no me imposibilita de opinar sobre la lamentable cancelación del Monday Night que se realizaría el próximo 19 de noviembre en el Estadio Azteca.
El terrible estado de la cancha en el Coloso de Santa Úrsula, después de un concierto musical, “cumplió” los estándares de la Liga Mx para que Cruz Azul recibiera a Lobos BUAP el pasado sábado pero no con los de la NFL que, después de una inspección, decidió cancelar el magno encuentro entre los Rams y los Jefes de Kansas City y trasladarlo a Los Ángeles.
El Vicepresidente Ejecutivo de la NFL Internacional, Mark Walker, explicó que “Hasta hace muy poco, no teníamos mayores preocupaciones. Pero la combinación de una época complicada de lluvia y múltiples eventos realizados dentro del recinto provocaron un daño significativo a la cancha que representa un riesgo innecesario para la seguridad de los jugadores y hace imposible que pueda albergar un juego de NFL”.
Más allá de las implicaciones que una decisión así conlleva en pérdida, de ingresos por patrocinio, derechos de transmisión y posibles multas o demandas por daños incumplimiento de contratos, considero más grave la afectación en imagen ante un partner tan especial y codiciado como la NFL que podría perder confianza en sus socios mexicanos para los años posteriores.
No soy fan de la NFL pero no me gustaría tener que decir, parafraseando al “Perro” Bermúdez, “la tenían, era suya y la dejaron ir”.
