La venganza de Carlos Mango

Por María de la Lama

En el cuento La venganza de “Carlos Mango”, parte de la obra El Diosero, de Francisco Rojas González, el autor narra su encuentro con un hombre del pueblo Mazahua en Chalma, Estado de México. Escrito en primera persona, el cuento lleva al lector por rituales y tradiciones religiosas de danza y música dedicados por un grupo de mazahuas a “El señor de Chalma”. El narrador queda intrigado por uno de los personajes más importantes en el rito: Carlos Mango, cuyo papel es representado por un viejo mazahua vestido con gruesas pieles. Lo intrigante de este hombre, su aire de autoridad y divinidad, lleva al autor a buscar amistad con él, con de la mano de una botella de aguardiente. Las danzas y los rituales, descubre hablando con Tanilo Santos (verdadero nombre de Carlos Mango) son en honor a la salud de Don Donato Becerra. De la voz de Tanilo el lector se entera de que Don Donato es un político poderoso y tiránico, y que los mazahuas, tras años de abusos, se pusieron días antes de acuerdo para matarlo por sus crímenes. A los de Tlacotepec les tocó dar el golpe, y hace unos días lo dieron, dejando a Don Donato herido de muerte.

Pero, si Don Donato no es amigo de los mazahuas, ¿por qué rezan por él?, le pregunta el autor a Danilo Santos.

“Muy malo si‘ha puesto el cristiano, pero ni nosotros los de Atlacomulco, ni tampoco los de Orocutín, queremos que se pele. Si si‘alivia, pos la suerte quiso que jueran los de Orocutín quienes le den otra vez pa sus tunas… Y si por el milagro que a hoy le venemos a pedir todos en junta al Siñor de Chalma, don Donatito queda con vida, nosotros los de Atlacomulco seremos los que le suénemos, entonces sí, hasta que se le frunza pa siempre… Ora sí que, como dijo el dicho, -a las tres va la vencida…”

 

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