Las elecciones del 12 de diciembre determinarán el desenlace del brexit

Ninguno de los partidos del Reino Unido está convencido de su suerte cuando tenga que enfrentarse a las urnas, pero la convicción general de que no hay otra salida para escapar de la parálisis del brexit ha pesado más que cualquier duda. Una mayoría de diputados de la Cámara de los Comunes, 438 frente a 20, dio luz verde ayer al adelanto electoral propuesto por Boris Johnson. Los ciudadanos británicos volverán a votar el próximo 12 de diciembre, dos semanas antes de las vacaciones navideñas. No se había escogido una fecha tan poco propicia en teoría para sacar a la calle a los votantes desde 1923.

“Ya solo hay un modo de culminar el brexit, frente a este Parlamento incansablemente obstruccionista”, dijo el primer ministro, Boris Johnson, al comenzar el debate en la Cámara. “Frente a este interminable y obstinado empeño en negarse a obedecer el mandato popular [el resultado del referéndum de salida de 2016] solo podemos renovar este Parlamento y devolver la voz a la ciudadanía”.

Hay una certeza entre todos los políticos y analistas. Las elecciones serán con toda seguridad un segundo referéndum de facto sobre la salida del Reino Unido de la UE. El Gobierno decidió finalmente aparcar la tramitación legislativa del acuerdo del brexit que había alcanzado con la UE. Johnson creía tener la victoria al alcance de la mano. Pretendió acelerar el proceso y que el Parlamento debatiera, votara y aprobara su acuerdo en el vertiginoso plazo de tres días. Era el único modo de cumplir su promesa de acabar con todo el asunto antes del 31 de octubre. Su estrategia se vino abajo de la noche a la mañana. Los diputados se negaron a seguirle el juego con tal urgencia, y la UE decidió conceder una nueva prórroga del brexit. Abrió un plazo extra de tres meses, hasta el 31 de enero de 2020.

El primer ministro cambió entonces de objetivo en su propio beneficio y estimó que le resultaba más rentable forzar el adelanto electoral. Las encuestas le sonríen (la última de YouGov sitúa a los conservadores 15 puntos por delante de los laboristas) y una hipotética mayoría que ahora no tiene le permitiría sacar adelante sin problemas su brexit.

El resto de partidos le ha seguido el juego con arreglo a sus propios cálculos. El líder de la oposición, Jeremy Corbyn, estaba acorralado por sus propias promesas, cada vez más débil en su propio partido, y consciente de que esta sería su última oportunidad como candidato. Llevaba un año pidiendo a gritos que se convocaran las urnas. Lo condicionó luego a que se lograra una nueva prórroga del brexit. Bruselas la concedió. Exigió luego que se despejara la amenaza de un Brexit sin acuerdo. Y también ese temor fue despejado. “Vamos a salir a la calle, y será la mayor campaña lanzada nunca por este partido. Estamos totalmente unidos y decididos. Voy a ir a cada rincón del país acompañado de mi maravilloso equipo y de todos los fantásticos activistas del laborismo. Vamos a lanzar un mensaje de esperanza que el actual Gobierno es incapaz de transmitir”, afirmó Corbyn rodeado de sus leales en el partido. Muchos laboristas, sin embargo, temen que las elecciones serán un desastre para la formación ante el rechazo generalizado que provoca Corbyn entre el electorado.

La diputada laborista Jess Phillips, ante una Cámara medio vacía ya en las últimas horas del debate porque todos los diputados sabían ya que la suerte estaba echada, resumió mejor que nadie el temor de muchos de sus colegas: la posibilidad de que los comicios no solucionen nada y el Reino Unido se levante al día siguiente de la jornada electoral con un Parlamento sin mayoría clara y en el mismo estado de parálisis.

Texto y foto:  Agencias

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