Las otras Gretas que también quieren dejar huella en Davos

Hay otras “Gretas” y también tienen mucho que decir, o al menos eso pretenden demostrar en Davos. Y el foro les ha dado un espacio destacado para hacerlo.

Diez jóvenes, siete chicas y tres chicos, han sido los elegidos para participar en distintos paneles y hablar de sus respectivas luchas, que en su mayor parte están relacionadas con la emergencia climática, pero también con otros asuntos como la lucha contra la desigualdad, la discriminación racial o la ayuda a los refugiados.

Este martes, una de los primeras y más concurridas mesas de debate ha sido la protagonizada por Greta Thunberg y otros tres jóvenes tan comprometidos e igual o más apasionados que ella.

En el panel intervino Autumn Peltier, una canadiense de quince años que lleva desde los ocho representando a los más de cuarenta pueblos indígenas de su país que sufren la escasez de agua por la contaminación que provocan los oleoductos.

Y estaba también Natasha Mwansa (Zambia), una chica de 18 años cuya fundación busca dar voz a los jóvenes y que sus ideas se escuchen en los foros de decisión globales.

Junto a ellas, el puertorriqueño Salvador Gómez-Colón, que comenzó su activismo ayudando a llevar la electricidad a zonas devastadas por el huracán “María” en la vieja Borinquen.

Todos ellos han coincidido en el momento álgido que vive el activismo entre los jóvenes en el mundo, aunque difieren de sus resultados.

La más escéptica es la propia Thunberg, que lleva año y medio participando en protestas y foros y que admite la repercusión mediática de todas sus intervenciones, aunque cree que “nada se ha hecho” en todo este tiempo.

Una vez más ha repetido las preocupantes cifras del calentamiento global para subrayar que “cada fracción de cada grado cuenta” e insistir en que dará estos datos en todos y cada uno de los foros en los que intervenga.

Pero Autumn Peltier sí cree que su voz se escucha y ha explicado que las autoridades canadienses están tomando medidas para facilitar el acceso al agua de estas comunidades. Reconoce, no obstante, que los políticos locales tienen un compromiso mayor que el Gobierno federal.

Otra muestra del protagonismo que estos jóvenes tienen en Davos está siendo la activista indonesia Melati Wijsen, quien, a sus 19 años, ya tiene numerosos reconocimientos internacionales por su labor en la limpieza de los océanos y sus campañas para acabar con las bolsas de plástico.

El pasado lunes por la noche, ante los medios, advirtió de que venía a Davos a comprobar si el grado de compromiso con el medio ambiente del que presumen directivos de empresa y líderes políticos es real.

El panel en el que hoy han estado cuatro de los diez jóvenes ‘elegidos’ en Davos ha girado en torno al propio activismo de sus protagonistas, y a si son o no escuchados por quienes de verdad toman las decisiones.

Aunque la atención mediática sigue muy acaparada por Thunberg, la estadounidense Naomi Walder, de trece años, luchadora contra la violencia y a favor del control de armas en su país, lamentaba estar viendo siempre a “niñas blancas” en los medios cuando el mundo, y por ende el activismo, es mucho más diverso.

Walder presumía, además, de no sentirse intimidada por los participantes en Davos, por muy poderosos o ricos que sean. “No son mejores o peores que yo. Todos somos personas”, dijo.

Texto y fotos: EFE

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