Las vacunas son para niños… y no tan niños

Entre 1989 y 1990 una epidemia de sarampión puso en alerta a México, de hecho un par de años después se implementó un Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedad Febril Exantemática y también se creo el Programa de Vacunación Universal en México donde se llegaron a alcanzar coberturas de más del 95% y en donde se anexaba una dosis más para prevenir esta enfermedad.

Hace 10 años, justo cuando empezaba el brote en Europa, se lanzó una campaña nacional de vacunación masiva contra el sarampión y la rubéola en población de 19 a 29 años de edad. Quedaba claro que las vacunas garantizan un cerco incomparable contra enfermedades prevenibles que sin embargo aún siguen causando decesos alrededor del mundo.

A pesar de la presencia de sarampión en México en fechas recientes, la Secretaria de Salud descartó una epidemia pues los casos son importados o asociados a importación. “Lo que se ha visto en México ha sido un incremento en dosis y grupos de diversas edades que reciben las vacunas para reducir riesgos de brotes”, señala la doctora Yolanda Cervantes, especialista en infectología con más de 20 años de experiencia en el área de vacunas, investigación clínica y epidemiológica en enfermedades infecciosas, quien agrega que los recientes casos de esta enfermedad en México invitan también a subrayar que las vacunas son para todas las edades, pues mientras más individuos tengan esta protección, los riesgos en toda la población se minimizan.

La inmunización previene cada año entre 2 y 3 millones de defunciones por difteria, tétanos, tos ferina y sarampión. Sin embargo, si se mejorara la cobertura mundial, la OMS considera que se podrían evitar otros 1. 5 millones de muertes.

“Los adultos también podemos beneficiarnos de la vacunación contra el sarampión. La clave sería saber o en todo caso poder indagar si fuimos vacunados contra esta enfermedad, cuya vacuna en México está presentada en combinación con rubeola y parodititis y es conocida como triple viral (SRP)”. La doctora explica que el nivel de riesgo que pudiera tener un adulto se evalúa por la pertenencia a un grupo en riesgo como las personas que trabajan en el área de salud o que tengan vínculos con algún círculo de contagio, pero también prevalece el riesgo para personas que claramente saben que no fueron inmunizadas.

“No se podría vacunar a todos los adultos porque tampoco sería factible, pero se debe utilizar sabiamente el producto para grupos de riesgo. La preocupación surge porque el sarampión es una de las más graves enfermedades exantemáticas (que se manifiestan por medio de una erupción en la piel) y tiene una respuesta vírica más fuerte que puede llevar a complicaciones como la neumonía”, expresa y puntualiza que sin embargo varía mucho la respuesta entre cada individuo, pues tanto niño como adulto podrían presentar una respuesta desde muy leve hasta muy grave. “Las complicaciones no son privativas de una sola edad. Esto en realidad va a a depender de su estado inmunológico o las propias características del virus”.

Menú de prevención

Pero el sarampión, asegura la experta, es sólo una de las 14 enfermedades contra las que los adultos podemos vacunarnos. La lista también incluye: hepatitis A, virus del papiloma humano (VPH), hepatitis B, difteria, rubeola, varicela, influenza, neumococo, tétanos, parodititis, tos ferina y herpes zoster.

En el esquema de vacunación en México para 20 a 59 años, se contemplan la mayoría de las inmunizaciones contra estas enfermedades. La diferencia entre la cartilla de vacunación entre mujeres y hombres es básicamente la vacuna contra tétanos, difteria y tos ferina (Tdpa) que se aplica durante el embarazo y que previene tanto a la madre como al bebé, antes de que complete su esquema fuera del vientre materno.

Según datos de la Secretaría de Salud, en nuestro país no se han presentado casos de difteria desde 1991 y desde hace más de 50 años se ha observado un descenso en los casos de tétanos, sin embargo con la tos ferina la historia es diferente. Reportes sobre cobertura vacunal de la OMS, indican que la incidencia de esta enfermedad ha ido en aumento en las últimas tres décadas.

De acuerdo con datos del Primer Conceso Mexicano de Vacunación en el Adulto, publicados en la Gaceta Médica de México, entre las principales causas que explican este incremento son la pérdida progresiva de la inmunidad inducida por la vacuna, así como cambios genéticos en las cepas circulantes de Bordetella pertussis, el organismo encargado de producir la enfermedad.

Es así que la Secretaría de Salud considera que para evitar el resurgimiento de estas enfermedades se deben mantener los esfuerzos para mantener los altos niveles de vacunación de niños y niñas, pero también los refuerzos en adultos. De hecho, la doctora Cervantes explica que ahora se sabe que los adultos tienen gran importancia en el inicio de los ciclos de contagio de tos ferina que atacan a los infantes y que ocupa uno de los principales lugares de muerte por enfermedad inmunoprevenibles en menores de cinco años.

Adultos mayores y viajeros

Existe otra cartilla de vacunación en México para mayores de 60, pues aunque el concepto de vacunación está más arraigado en los niños, no deja de ser funcional a lo largo de toda la vida. Cervantes explica que en adultos mayores, las inmunizaciones contra la influenza y el neumococo son muy importantes, pues tal como los niños pequeños, en la última etapa de la vida el organismo es más frágil y se pueden tener más complicaciones frente a estas infecciones.

Texto y foto: Agencias

 

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