Legado infernal

Por Martín Arias

Este sábado abrirá sus puertas el nuevo estadio de los Diablos Rojos del México, que llevará el nombre de don Alfredo Harp Helú, un hombre que ha dedicado su vida a promover el béisbol a escalas impresionantes.

Empresario reconocido y propietario tanto de los pingos como de los Guerreros de Oaxaca en la Liga Mexicana de Béisbol, así como socio de los Padres de San Diego y artífice para el regreso de los Algodoneros de Guasave, don Alfredo dejará a la Ciudad de México y al país uno de los estadios más espectaculares en todo el mundo, a la altura del equipo más ganador en la historia del circuito veraniego, y que vendrá a renovar por completo una plaza tan noble para el béisbol como la capital del país.

No obstante, la contribución de Harp Helún no sólo está en el nuevo estadio, pues desde 2009 opera la Academia de Béisbol que igual lleva su nombre y que ha desarrollado a más de 900 jóvenes. Para operar, el programa requiere de 10 millones de pesos al año, aunque se trabaja con un modelo que les permita generar ganancias por venta de jugadores.

Asimismo, este año y bajo su iniciativa, se abrió el nuevo Salón de la Fama del Béisbol Mexicano en la ciudad de Monterrey. A la ceremonia de inauguración acudió el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien le dirigió un elogio: “el principal promotor desde la sociedad se llama Alfredo Harp. Mis respetos para él, ayuda con el fomento a este deporte”.

Con ello, el dueño de los Diablos Rojos del México pone el ejemplo para que otros empresarios se sumen a invertir en el deporte. En un país como el nuestro, siempre será mejor que un joven tome un bate y una pelota, en lugar de un arma.

 

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