Los Canul tienen su fuerza en la unión

Tomás Canul Uc nace en Tizimín, donde deja la milpa, para probar fortuna en Mérida. Realiza labores de albañilería y ayudante de sastre hasta que abre su negocio: Camisería Canul, que ahora atienden sus hijas

El deseo de siempre buscar la superación como un medio de darle a su familia mejores condiciones de vida, fue lo que motivó a Tomás Canul Uc a decidir dejar el trabajo de campo en su natal Tizimín cuando apenas era un adolescente.

—Llegó a Mérida cuando tenía 14 o 16 años, y entre sus primeros trabajos estuvo la albañilería, y ayudar en un taller de costura en el que terminó aprendiendo lo necesario para decidirse a rentar una maquinita y así comenzó la historia de Camisería Canul —dijo orgullosa Rosario, la hija mayor de Tomás, quien junto a su hermana Genny continúan al frente de este negocio familiar que cumple poco más de 70 años de existencia.

—Mi padre se nos adelantó apenas el pasado 9 de octubre, tenía 88 años de edad, y aún antes de que comenzara la pandemia, venía todos los días a la tienda con el mismo entusiasmo de siempre, para nosotros recordarlo de esta manera es la mejor motivación para seguir adelante asumiendo retos para mantener el negocio y seguir creciendolo como el siempre lo quiso —comentó la entrevistada, quien recordó que es tal la importancia que tiene la costura en sus vidas, que fue en el taller donde se conocieron sus padres y formaron una familia que luchó por darle lo mejor a su descendencia.

—Siempre he considerado que mi mamá, María Luisa Caamal Casanova, también es una empresaria, pero del hogar, ya que se encargó de nuestra alimentación y educación, de que no nos faltara nada en el seno familiar, y nos dio el ejemplo de siempre estar junto a papá, a pesar de las dificultades —subrayó la empresaria, quien nos comparte que tiene cinco hermanos.

—Yo soy la mayor, siguen Tomás, Genny, Aracelly y Ana Luisa, crecimos entre hilos y telas, ayudando a barrer, limpiar, deshilar, escuchando y viendo cómo trataba papá a los clientes y como cuidaba del trabajo, aprendimos poco a poco a manejar el negocio —dijo. En la actualidad ha derivado en varias empresas dedicadas a la moda y al diseño como la tienda de Guayaberas Canul Jr. de Tomás, mientras que una de las sobrinas, Andrea Canul, se ha especializado en los vestidos de noche.

En cuanto a sus hijas, comentó que Cristina, tiene una fábrica de cortinas y ropa para el área médica, Karina cuenta ya con su propia marca y que es apoyada por Cecilia, de la misma manera en la que Gabriela la apoya a ella en la matriz, donde su sobrino Rafael que es contador se encarga de todos los procesos de facturación.

—Yo creo que mi papá se fue muy orgulloso de la familia que logró formar con su ejemplo de trabajo diario —comentó Rosario quien nos confió que una de las cosas que se le complicó mas aprender cuando de jovencita ayudaba en el taller, fue planchar la tela de lino.

—Pero teniendo a mi padre a mi lado, que con paciencia me explicaba como cortar y trazar, poco a poco descubrí mi habilidad en la costura, pero también aprendí a valorar la fortaleza con la que una y otra vez levantaba su negocio, que inició en un local chiquitito por el rumbo de la Gasolinera Vargas y la Funeraria Poveda, donde estaba solo él y su máquina —recordó.

Después de muchos años de trabajo, en julio de 1964 que Tomás, logró tener su primera tienda en forma, la cual tenía hasta aire acondicionado, todo un lujo para esas épocas. Se ubicaba en el cruzamiento de las calle 59 por 58, lugar en el que estuvo muchos años, hasta que se mudó al local ahora ocupa en la calle 62, donde se ofrece una amplia variedad de guayaberas y también ropa bordada para dama, con diseños de vanguardia creación de Genny.

Con el paso del tiempo, para Rosario es muy grato recordar aquellos días de infancia en los que para descansar su padre, acostumbraba visitar a sus suegros en Tetiz, que vivían en una casa con amplio terreno en el que abundaban los árboles frutales y había un tanque para disfrutar de un buen remojón.

—Cuando llegaba el fin de semana nos sacudía a todos de la hamaca para salir a las seis de la mañana con rumbo a la casa de los abuelitos maternos a quienes les llevaba sus cervecitas para acompañar la comida, le gustaba lo tradicional. Nos dio el regalo de tener una bonita infancia —dijo convencida Rosario, quien concluye que Tomás Canul Uc deja un gran legado a su familia y a nuestra sociedad.

Texto: Manuel Pool Moguel

Fotos: Cortesía

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