Los efectos del primer debate

El debate de anoche, donde finalmente se confrontaron por primera vez los cinco candidatos a la Presidencia de la República, tendrá efectos no solamente en la carrera por ese cargo.

Por tratarse de una elección general, la del 1º de julio próximo será una jornada donde varios cargos serán sometidos a la votación de todos los ciudadanos. Alcaldías, gubernaturas, diputaciones locales, diputaciones federales y senadurías.

De acuerdo con cifras oficiales del Instituto Nacional Electoral, más de 3 mil 400 cargos son los que están en disputa este año, y eso sin contar los cargos de Regidores y Síndicos que se eligen en conjunto con el Presidente Municipal.

Y todos los candidatos a cada uno de estos cargos, irremediablemente, verán afectado el desempeño de sus campañas con base en lo que hagan los candidatos a la Presidencia de sus respectivos partidos o coaliciones.

La razón detrás de esto es simple: al ser México un sistema presidencialista (donde el Presidente de la República tiene la jefatura del gobierno y del Estado), es común que los medios de comunicación centren la mayor parte de su atención y cobertura en la elección presidencial. A fin de cuentas, se trata de la elección de donde saldrá quien dirija los destinos del país por los próximos seis años.

Lo cual genera una percepción de uniformidad en las campañas de un mismo partido, donde si le va bien al candidato a la Presidencia entonces debería de irle bien a los demás candidatos también.

El claro ejemplo de esto es el panismo yucateco, pues la campaña presidencial de Ricardo Anaya parece estar en clara sintonía con las campañas de gobernador y de alcalde de Mérida. Algo que sin duda es positivo a primera vista. Sin embargo, esta misma vinculación podría jugarle en contra a los candidatos locales pues, ante un hipotético mal desempeño del candidato presidencial, los demás candidatos y sus campañas podrían resentir el efecto negativo.

Algo así fue lo que quisieron conseguir los adversarios del panismo hace algunas semanas cuando, ante la visita de Ricardo Anaya al estado, se orquestó una serie de ataques dirigidos exclusivamente al candidato presidencial.

A sabiendas de que no tenían necesidad de atacar a Mauricio Vila ni a Renán Barrera por separado, pudiendo pegarle únicamente a su candidato más visible a nivel nacional.

Por el contrario, la campaña local del PRI ha querido cubrir ese flanco desde el comienzo. Plenamente conscientes de que arrancaban una campaña estatal cuesta arriba y que, a diferencia de hace seis años, no cuentan con un candidato presidencial carismático, el priismo buscó curarse en salud respecto de cualquier debacle que pueda darse en la elección presidencial, poniendo una barrera ideológica que separara claramente al priismo yucateco del resto del priismo nacional.

Ello explica en mucho la identidad gráfica manejada por los candidatos del PRI en el estado, donde se destacan antes que nada los colores de la bandera de la República de Yucatán. Algo especialmente notorio en su campaña a la gubernatura, donde Mauricio Sahuí ostenta, además de los colores, las cinco estrellas características del lábaro yucateco.

Así, después del debate de anoche, podremos medir el verdadero resultado a través del giro en la estrategia que tomen las campañas locales en los próximos días respecto de las campañas federales.lo Galicia

Por Juan Pab

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