Por Martín Arias
Lo sé, es una frase trillada, pero más que cierta y vigente: “Ganar no es lo más importante, es lo único”, y su autor, Vince Lombardi, nunca estuvo equivocado al respecto. Sobre todo porque los Patriotas de Bill Bellichick y Tom Brady no lo han dejado mentir.
Con esta nueva dinastía de campeonatos, el equipo de Nueva Inglaterra nos demostró en el Super Bowl 53 que en el Siglo XXI son el mandamás del futbol americano y que no hay mejor manera de plasmar tu nombre en la historia que ganando.
El entrenador en jefe de los Pats, Bill Bellichick, fiel devoto de la disciplina y de anteponer los valores del equipo a los intereses personales, dejó en claro por sexta vez, con el sexto campeonato bajo su tutela, que no se tiene que ser el líder carismático y amado por las masas para dar resultados, y prueba de ello es que a él se debe que los Patriotas sean uno de los dos equipos con más Súper Tazones ganados en la historia.
Por otro lado, Tom Brady se erige una vez como el triunfo del hombre común y corriente ante la adversidad. Luego de ser la selección 199 del draft, de casi quedarse sin un lugar en la NFL, al mariscal de campo de los Patriotas nadie puede decirle que algo “no se puede hacer” luego de conseguir seis campeonatos.
Es verdad que el “spygate” y los “balones desinflados” serán dos fantasmas que acompañarán siempre a los Patriotas, pero la institución tendrá el destello de sus trofeos para ratificar que no coronaron en seis ocasiones sólo por casualidad.
