Los robots no amenazan a los mexicanos… por la razón equivocada

Por Jonathan Ruíz Torre

Lo hacemos inconscientemente. Abres la app en el celular, pides un coche y de inmediato la computadora en el teléfono dice quién pasará por ti y en cuanto tiempo.

Es tan normal ahora, que cuesta trabajo recordar cuando algunos de nosotros guardábamos el número telefónico del “sitio” de taxis al que debíamos marcar para que una señorita del otro lado, después de varios minutos, nos enviara a un chofer. Esa gentil empleada hoy seguramente tiene menos trabajo, si aún mantiene su puesto.

La automatización está sobre nosotros como la nube antes del aguacero, pero un reporte divulgado durante la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (WEF) celebrada la semana pasada, concede a los mexicanos una suerte de prórroga: por ahora los trabajadores somos tan baratos, que todavía no hay un riesgo inminente, al menos no para 2019, al parecer.

“Los bajos costos laborales en la región típicamente compiten con los potenciales beneficios económicos de invertir en tecnologías de la cuarta revolución industrial. Especialmente en México, las compañías reportan que los beneficios producidos por la adopción de tecnología a través de muchas áreas de la cadena de suministro, como la automatización en centros de distribución y empaque, todavía no pueden rivalizar con los bajos costos laborales”, expone el documento llamado “Supply Chain 4.0 Global Practices and Lessons Learned for Latin America and the Caribbean” elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en conjunto con el WEF.

PRESIONES

“Los indicadores macro apoyan esta aseveración”, continúa el texto, “el promedio del costo laboral en México equivale a 6.36 dólares por hora, mientras que en Brasil, a 11.20 y en Argentina a 18.87. Comparativamente, la hora laboral cuesta en Estados Unidos 38 dólares y en Canadá, 30.60. En palabras de un ejecutivo de Latinoamérica, cuando el retorno de inversión (ROI) en tecnología en México es comparado con el de otros países, el horizonte de tiempo requerido para obtener ganancias es más largo”.

Esas diferencias salariales ya están provocando choques: la semana pasada un sindicato canadiense promovió el boicot a automóviles fabricados en México, para evitar que sus coterráneos los compren y en otro caso, más de 40 maquiladoras promovieron huelgas en Matamoros, Tamaulipas, en reclamo de un incremento salarial del 20 por ciento.

REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

El estudio del BID y el WEF fue elaborado mediante decenas de entrevistas e incluye agradecimientos a gente como Alfredo Calva, de la cadena de suministro de Grupo Bimbo; Humberto Zarate Chaparro; Angélica Bojórquez Aispuro, de Coppel; Wataru Tomidokoro, de Panasonic de Mexico y Javier Ruiz, de General Motors de Mexico, amén de un recurrente asistente a las reuniones del WEF, Juan Gilberto Marín Quintero, líder del Grupo Alquimara.
La investigación advierte sobre un elemento adicional que bloquea las inversiones en la digitalización de las empresas en México: la inseguridad.

“En México, la preocupación por la seguridad obliga a las compañías a aumentar los gastos de transporte y seguros, lo que reduce la disponibilidad de recursos para invertir en tecnologías de la cuarta revolución industrial. El bajo nivel de seguridad en carreteras y vías férreas eleva significativamente los costos logísticos”.

La tecnología, los robots, no tienen un nivel de amenaza para los mexicanos comparable con el que existe en países más desarrollados, pero no habla del éxito nacional que ese “beneficio” venga por inseguridad o por nuestra baja productividad y bajos salarios.

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