Lula sale de prisión para testificar por corrupción

En un interrogatorio de tres horas conducido por la jueza Gabriela Hardt, el ex mandatario dice sentirse el “trofeo” de la operación anticorrupción

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó ayer en un interrogatorio ante una jueza que nunca pidió las obras con las que fue beneficiado irregularmente por algunos empresarios en una casa de campo que un amigo le había cedido y que usaba frecuentemente como finca de recreo.

Lula, que ayer abandonó por primera vez la celda en la que está recluido desde el 7 de abril para cumplir una condena de doce años de prisión, acudió al Foro de Justicia de Curitiba para un interrogatorio de cerca de 3 horas en el marco de otro de los cinco procesos que enfrenta igualmente por corrupción. En la nueva causa, el ex presidente es acusado de corrupción y lavado de dinero por haberse beneficiado de las obras por cerca de un millón de reales que tres diferentes empresas hicieron en una casa de campo en Atibaia, municipio en el interior del estado de Sao Paulo. La casa es de propiedad del empresario Fernando Bittar, un viejo amigo de la familia de Lula, que la cedió temporalmente al ex presidente en 2010 para que pudiera disfrutarla con su familia.

“Hicieron esas obras sin que yo se las pidiera. Es gracioso porque primero hacen una obras que yo no les pedí y después negocian un acuerdo con la Justicia en el que se comprometen a citarme”, afirmó el ex mandatario.

Las diferentes obras y reformas fueron realizadas por una firma de propiedad de José Carlos Bumlai, un empresario amigo de Lula, y por las constructoras OAS y Odebrecht. Las tres fueron condenadas por haberse beneficiado de contratos usados para desviar recursos de la petrolera estatal Petrobras. Los propietarios de las empresas Odebrecht y OAS declararon ante la Justicia que costearon las reformas en la casa de campo como sobornos por los beneficios que recibieron en el Gobierno de Lula.

El ex presidente brasileño también afirmó sentirse el “trofeo” de la operación anticorrupción Lava Jato, por la que cumple una pena de más de 12 años de prisión. “Yo me considero un trofeo, yo era un trofeo que la Lava Jato precisaba entregar. No sé por qué no les gusto, pero yo era un trofeo que necesitaban entregar”, afirmó el ex mandatario en la audiencia.

Texto y foto: Agencias

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