Más allá de Peregrina

Por Esteban Sanjuán

Lo que aburre es que, siempre que se acerca el tres de enero, empiecen con el asunto de “La Peregrina” y sobre si Carrillo Puerto se paseaba como quinceañero por Yucatán con Alma Reed y que si le pidió a Rosado Vega que le escribiera la canción aquella que Palmerín terminó musicalizando.

Vaya, no es que esté mal, pero me parece increíble que se repita como nueva, y con tufo de chisme prohibido, una verdad vieja que nos contaron desde la primaria y se pierda de vista lo importante: que el 3 de enero de 1924 mataron al único gobernador que supo saciar, al menos por un tiempo, la sed de justicia en Yucatán. Se lee cursi, pero no hay mejor lugar común si de don Felipe estamos hablando.

Entiendo que muchas de sus acciones siguen siendo cuestionadas hasta la fecha. Su socialismo aún genera fobias. Ningún católico le va a aplaudir, por ejemplo, aquella avanzadísima propuesta de control natal que era, de facto, abortar.

Sin embargo, la promoción de uniones campesinas para comercializar henequén sin la figura de los patrones, el haber fundado a la institución antecedente de la actual Uady, la obstinada defensa del indígena maya –eternamente discriminado– hacen de don Felipe Carrillo Puerto una figura que debe estar siempre presente en la reflexión del qué hacer político en Yucatán. Sin romanticismos, sin perfeccionismos y sin reducirlo a un amorío y a una canción.

Visto así, no sé qué tanto importaba ir o no ir al Cementerio General el pasado jueves. Al final, me parece que la historia no sirve para aprenderse los días que hay que acudir a aniversarios luctuosos, sino para no repetir –viene otro cliché– los errores del pasado.

Vale la pena preguntarse, a la luz del ejemplo que le heredamos, qué tanto se sigue discriminando a los otros “henequeneros” de hoy, que cosechan dos pesos por horas de chamba cobrando como cajeros, limpiando baños o mesereando de madrugada.

Imagínese que resucita don Felipe. ¿Qué cuentas, distintas de fondo, podríamos entregarle? ¿Lo volverían a matar los plutócratas de hoy? Serán otros nombres, otras caras y hasta otros apellidos, pero sigue siendo imposible meter las manos al fuego por esta nueva y siempre vieja casta divina.
A lo mejor no lo matan, pero seguiría siendo indeseable, y esos siempre hay que acabar haciéndolos a un lado. Ayer fue por de la Huerta.
Hoy día, ¿qué pretexto tocaría para tumbar sus lecciones?

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.