Matemáticas mejoran a vehículo autónomo

Investigadores de la Universidad de Washington descubrieron en 2017 la forma de confundir al sistema de vehículos autónomos al poner pegatinas a las señales de tráfico. Al añadirle a una señal de stop las palabras love y hate, el coche la interpretaba como una de velocidad máxima 45 millas por hora —unos 70 kilómetros por hora—.

Este tipo de coches también han sufrido diferentes ataques de hackers en los últimos años con los que se ha llegado a controlar de forma remota el aire acondicionado, el audio o el limpiaparabrisas. E incluso a detener el motor. Hacer los algoritmos de aprendizaje automático más robustos frente a ese tipo de ataques es uno de los objetivos del proyecto Trustonomy.

Esta iniciativa, que ha recibido 3.9 millones de euros del programa H2020 de la Unión Europea y durará tres años, tiene como objetivo crear aceptación y confianza en la movilidad autónoma. “Los coches cada vez tienen más hardware y software y como cualquier sistema son hackeables. Pero hay que poner barreras”, explicó David Ríos, participante en el proyecto. Este investigador del Instituto de Ciencias Matemáticas y director de la Cátedra AXA-Icmat en Análisis de Riesgos Adversarios se encargará de producir modelos de análisis de riesgo que permitan predecir y responder ante los peligros específicos vinculados a la conducción autónoma. En el proyecto participan, además del Icmat, otras 15 organizaciones de Italia, Polonia, Francia, Finlandia, Reino Unido, Grecia, Chipre y Luxemburgo.

“Los algoritmos de visión son atacables en el sentido de que se pueden cambiar ligeramente las imágenes que capturan las cámaras u otra información que tomen los sensores y confundirlos”, afirma Ríos, que también es miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Pone como ejemplo una escena hipotética en la que varias personas cruzan por delante de un coche. Aunque el vehículo debería frenar, sería posible confundir a esos algoritmos de modo que esas personas se desvanezcan y hacer que el coche, en lugar de pararse, acelere: “Puedes pensar en estos coches como armas”. Ríos sostiene que los usuarios también podrían tener problemas de privacidad: “Imagina que se capturan datos de cuáles son tus movimientos o dónde vives”.
El proyecto Trustonomy tiene dos partes. La primera consiste en realizar un análisis los riesgos y oportunidades que se abren con la llegada del coche autónomo.

Texto: El Universal
Fotos: EFE

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