Me traigo los problemas del trabajo a casa

RENÉ EMIR BUENFIL VIERA

psicrenebuenfil@gmail.com

Cuando buscas no quién te la hizo, sino quien te la paga, y tienes un ambiente laboral lleno de riesgos psicosociales, mobbing (violencia laboral), liderazgos deficientes y pobre desarrollo organizacional, en ocasiones son tu pareja y tus hijos (as) quienes terminan pagando los platos rotos pues reciben tu mal humor, indiferencia, tu poca capacidad de concentrarte, tus desplantes, olvidos y regaños, y lo peor de todo es que quizá ni te des cuenta de que te estás desquitando con ellos (as).

Cuando sientes que no tienes los suficientes éxitos laborales como para sentirte orgulloso y satisfecho, y en tu trabajo hay desorden, caos, se tiran la bolita pues nadie quiere admitir sus errores, los pendientes se acumulan y te estresan, puede ser que pierdas la capacidad de disfrutar a tu familia, que pienses en la oficina cuando estás en casa y en casa cuando estás en la oficina, y de tanto preocuparte termines por disminuir tu rendimiento en ambos lados y en ninguno quedar bien.

Tu sentido de logro y tu percepción de autoeficacia, en algo que para los hombres es una parte importante de nuestra identidad como lo es el mundo laboral, tiene repercusiones en todos los aspectos de tu vida y está conectado a tu sensación de bienestar, de avanzar en la vida y de estarte superando a tí mismo. Tus frustraciones en el trabajo pueden hacerte dudar de tus capacidades, despertar tus peores miedos para volverlos más reales, amargarte el estado de ánimo e incluso deprimirte, o hacerte tomar malas decisiones y fallar en tu vida de pareja o como padre.

La psicoterapia, ya sea individual o de pareja es un espacio donde se construyen propuestas concretas de solución que surgen al tener un espacio para reflexionar sobre lo que pasa dentro de ti y detectar tus creencias y entender tus reacciones, ya que en muchas ocasiones las prisas de la vida no nos dejan siquiera pensar sobre si estamos haciendo bien las cosas, si sigue teniendo sentido hacerlas así o seguirlas haciendo y hacia dónde nos lleva el camino por el que vamos avanzando a toda velocidad.

O si nos estancamos, si perdimos la chispa, la motivación y la creatividad, si ya no somos los mismos de antes, seguir desarrollando nuestras competencias de la inteligencia emocional para enojarnos con quienes nos tenemos que enojar y dar la batalla en el terreno que vale la pena pelearla, y es que a veces nos equivocamos de ring de box y nos subimos a uno donde no había pelea ni razón para pelearla, o cuando menos no con esos guantes ni con esa rabia.

En terapia podemos poner en orden los enojos para dejar de mezclar los del trabajo con los de la casa y ser capaces de resolverlos de manera asertiva, por separado, y probando cuáles son las alternativas adecuadas para cada contexto. En conversación construimos consciencia sobre qué nos corresponde, cuáles son nuestras responsabilidades y por qué estamos empeñados en concentrar tanta energía en los conflictos, para transitar a la paz mental.

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