Motúl ofrece gran mosaico: sabor e historia

Enclavada en el corazón de la que fuera considerada la cuna del oro verde en Yucatán, Motul, es una excelente opción para disfrutar de un domingo diferente.

En un recorrido de menos de una hora de duración desde Mérida se llega a esta población que, ante todo, se caracteriza por la amabilidad de sus habitantes quienes, de manera cordial, se esmeran por que el visitante tenga una grata estancia.

Después de tomarse la fotografía con las letras de colores que forman el nombre de la ciudad, y que en este caso tiene como fondo el Palacio Municipal que luce una hermosa arquitectura, y a un costado se encuentra el mercado municipal, a cuyas puertas se siente un aroma muy especial, los pibes que desde muy temprano ofrece doña Gertrudis, quien lleva más de 30 años en el negocio, de modo que el sabor que tiene sus productos es toda una garantía.

—Los preparo desde la noche anterior y no uso gas para cocerlos, uso carbón —señaló orgullosa la entrevistada quien invitó al equipo de Punto Medio a probar sus tamalitos y chanchamitos. —Están calientes, estoy llegando a vender —aseguró con una gran sonrisa.

Para bajar un poco el desayuno y hacer espacio para los tradicionales huevos motuleños, una buena opción es caminar hacia el majestuoso ex convento dedicada al Santo Patrono de Motul, San Juan Bautista, cuya imagen se encuentra al interior del recinto en el que en el mes de julio se venera a la Virgen del Carmen, mes en el que la población completa se vuelca a las calles para participar en los gremios y demás actividades que en su honor se realizan.

El sacerdote del lugar, el padre Joel Tuz, destacó el gran cariño que la población le profesa a la pequeña imagen que se encuentra en el adoratorio ubicado al frente del convento y que tiene una historia muy especial, mismo que la población guarda en su corazón con mucho cariño.

Y después de visitar a la venerada imagen en su nicho y disfrutar de un momento de paz espiritual, el parque principal es el lugar perfecto para saborear un helado o refrescarse a la sombra de los árboles, el lugar luce muy animado los domingos.

Para continuar con el recorrido vale la pena visitar la Casa de Felipe Carrillo Puerto, el “Apóstol rojo”, quien defendió los derechos de los indígenas de quienes se ganó su respeto y reconocimiento, que a la fecha persiste. En el lugar se observan sus vestimentas y fotos de sus familiares además de objetos personales.

El paseo no puede concluir sin degustar los famosos huevos motuleños, que con gran dedicación prepara en el segundo nivel del mercado municipal la maestra Evelia Arce, quien le ha puesto un toque muy especial a ese platillo, creado en 1922, por don Jorge Siqueff a encargo del entonces gobernador Felipe Carrillo Puerto para agradar al secretario de Educación de aquel tiempo, el maestro José Vasconcelos.

Y antes de emprender el retorno a Mérida para saborear en el camino se puede adquirir una amplia variedad de dulces caseros que elabora la señora Gertrudis Lope, entre los que se cuentan los ya casi extintos atropellados de camote y coco, las cremitas, además de pastelitos de camote y dulces de tamarindo.

Y si el calor está haciendo de las suyas, un chapuzón en las refrescantes aguas del cenote Sambulá es la solución.
El lugar era ubicado a unas cuantas cuadras de la plaza principal.

Texto y fotos: Manuel Pool

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