Necesitamos más Snoop Doggs

En medio de los peligros, vicios y pandillas que desestabilizan las calles, el deporte puede ser una luz que disminuya los índices de criminalidad y mortandad entre los jóvenes. Ésa es la premisa con la que se realizó “Coach Snoop”, el documental que estrenó recientemente en la plataforma de stream Netflix, que relata las andanzas del rapero Snoop Dogg y su equipo juvenil de fútbol americano, integrado por adolescentes de secundaria que viven en lugares marginados de Los Ángeles, California.

Contrario a lo que Snoop Dogg ha mostrado durante toda su carrera en el mundo del rap, con una forma de vida típica de estrella de la música urbana y letras que promueven el uso de drogas y la violencia, Calvin Cordozar Broadus Jr. (su verdadero nombre) deja ver su faceta humana y apasionada por el deporte del emparrillado. Como él mismo relata, Snoop Dog el rapero, es uno, pero la persona es otra, y ésta última es quien destina fondos de su cuantiosa fortuna para que los “Snoop Steelers” entrenen, viajen para ir a sus partidos de la liga juvenil y se mantengan apartados del pandillerismo.

A lo largo de la serie, que consta de ocho capítulos, se toman en cuenta las historias personales de los jugadores del equipo, que tienen entre 12 y 14 años. Conscientes de que a esa edad se definen varios rasgos de la identidad de las personas, el feroz entrenador del equipo y asistente de Snoop Dogg, el coach Kelly “K-Mac” Garmon, lleva a los muchachos al límite de sus capacidades y les enseña a no rendirse por más que hayan dificultades dentro y fuera del emparrillado, lo que muestra también la faceta humana de “K-Mac”, quien funge como un segundo padre para sus dirigidos.

Tanto el niño afroamericano como el que tiene raíces latinas, así como el que viene de una familia unida, vive en un hogar disfuncional, o si enfrenta traumas del pasado, tiene un lugar en los Snoop Steelers, siempre y cuando el joven tenga ganas de superarse.

Del mismo modo, el papel que cumplen los padres de familia es de vital importancia, ya que son los que tienen que llevar a los futbolistas en ciernes de forma religiosa a sus entrenamientos y a sus juegos, así como empujarlos a que cumplan con sus deberes académicos para ser jóvenes exitosos de forma integral.

Al ver el documental de este proyecto creado por Snoop Dogg, no pude evitar pensar en aterrizar esa misma idea en México, un país que ocupa los primeros lugares a nivel mundial en delincuencia y obesidad, y rezagado en educación, pero donde el deporte ha demostrado ser un catalizador de oportunidades para muchos jóvenes. Muestra de ello son nuestros medallistas olímpicos, quienes pululan en el amateurismo pidiendo apoyos que muchas veces les niegan, y aún así se sobreponen para lograr sus metas.

El documental de “Coach Snoop” debe servir como un recordatorio a las autoridades, empresarios y hasta para los artistas que tienen la convicción de lograr un mejor país, para que fortalezcan lazos e inviertan a favor del deporte y la educación, con el fin de que la juventud mexicana tenga mejores oportunidades y un futuro prometedor. En otras palabras, necesitamos más Snoop Doggs.

 

Por Martín Árias

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