Niñas asertivas

Por Carol Santana

Una de las cosas que más me han costado en la vida es aprender a decir no. Y si bien esto no es exclusivo de un sólo género, una de las diferencias entre crecer con las normas sociales de lo que significa ser una niña, es la continua necesidad de tratar de ser buena, amable y agradable para no lastimar a los demás.
Claro, no todas las niñas crecen igual, y afortunadamente hoy en día las niñas están creciendo con una mayor agencia sobre sus deseos y siendo más asertivas. Así como los niños están aprendiendo a que sus sentimientos son importantes y que realizar actividades que son consideradas “muy femeninas” no tiene nada de malo.
En términos generales, podríamos decir que la asertividad es una habilidad social para comunicar nuestros deseos o defenderlos sin agredir a otros. La habilidad de poder expresarnos correctamente y sin miedo —pero sin lastimar a otros— es una herramienta muy importante para poder desarrollarnos de manera sana.
Lamentablemente, por estas normas culturales de lo que significa ser mujer, muchas veces la asertividad en una niña acaba siendo mal vista. Cuando una niña da su opinión o comparte sus deseos muchas veces puede ser malinterpretado como alguien mandona o grosera.
Incluso ahora me ha costado mucho trabajo entender que ciertas mujeres a las que señalo como mandonas o groseras en realidad son sólo mujeres expresando su opinión. Pero de nuevo, gracias a estas normas de cómo deben ser las mujeres, nos dejamos llevar por los estereotipos y nos sorprendemos cuando se rompen como si fuera algo malo.
De la misma forma, la necesidad de complacer y ser percibidas como no amenazantes o buenas ha enseñado a las niñas —y muchas mujeres que conozco— a disculparse por todo, aún cuando no tienen la culpa.
Si bien es difícil borrar muchos de estas expectativas —ya que no todas están inmersas en el hogar—, hay pequeños pasos que podemos tomar para empezar a educar a niñas —y niños— más asertivos. Por ejemplo, evitar que saluden o tengan contacto físico con personas con las que no quieren, aún siendo familiares o gente de confianza.
Por lo mismo, cada vez más papás están enseñándoles a sus hijos la importancia de sus sentimientos y enojo. Así como disfrutar y experimentar con juguetes y juegos diferentes sin hacerlos sentir mal o avergonzarlos porque no es algo que se espera de ellos. Educar no es una tarea fácil, y más cuando el sistema favorece a sólo una parte. La asertividad es un pequeño paso para las niñas, pero marcará una gran diferencia en su futuro no muy lejano.

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