Nos quedamos sin trono

Por Gerardo Novelo

Un parteaguas cultural terminó la semana pasada.

Sí, la última temporada fue percibida como peor de lo usual. No voy a reproducir aquí la opinión pública porque, pues, ya la habrán leído en cuantas redes sociales tengan a lo largo del último mes.

Si algo le reclamo a la temporada, es que fue apresurada. Esta es el único juicio sobre la serie que van a leer aquí, por cierto: pareciera que George R.R. Martin le dio a los showrunners una checklist de lo que iba a pasar en su final y, en vez extender la historia, simplemente grabaron la checklist. “Sí, acá dice que Daenerys se vuelve loca. Emilia, ¿te puedes parar frente a la cámara y poner cara de que te estás volviendo loca? Ya, va, perfecto. Siguiente”.

Pero creo que el backlash que le tocó a GOT este año no tiene tanto que ver con eso como creen. No es que no hayan críticas racionales. Claro que las hay; pero ¿desde cuándo esperamos racionalidad de las masas digitales? ¿desde cuándo actúan con lógica y razón y no con visceralidad y emoción?

Más bien, creo que la ola de odio tiene más que ver con un malestar colectivo hacia la serie, por cometer el capital pecado de terminar. Esta vez el malestar tuvo la oportunidad de colgarse de malas decisiones de guionismo, pero no hay que confundir: es desagüe, no detonante. La gente está molesta por quedarse sin Tronos y se desquita con Tronos.

Hay nada más que ver la continuamente creciente lista de pedanterias. “Cersei y Jamie debieron sobrevivir”, después de que se los trague una cascada de rocas. “¿Mi evidencia? En el siguiente episodio, solo habían unos cuantos montículos, así que si daban dos pasos a la derecha no morían”.

Sí, mira. Estás deliberadamente ignorando la intención narrativa. No murieron porque casualmente estaban donde cayeron unas cuantas rocas; murieron porque ahí los llevó su arco (¿círculo?) dramático. En todo caso, tu queja debería ir hacia los escenógrafos que no pusieron suficiente escombro. Pero en vez de eso, va hacia el guión, porque lo que te molesta no es que la escenografía falle en representar lo que se escribió. Lo que te molesta es que muera un personaje que no querías que muera (CC: Leo DiCaprio y la puerta en la que definitivamente cabían dos personas).

De nuevo: no es que eso sea guionismo excepcional. No es que sea escritura impecable o incriticable. No lo es. Solo sostengo que la reacción pública, al fondo, no se trata realmente de eso.

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