Nosotros(as)

RENÉ EMIR BUENFIL VIERA
psicrenebuenfil@gmail.com

Las parejas que vienen a terapia psicológica tienen distintos niveles de entendimiento de su situación, puede ser que tengan claro los valores de cada quien “a mi pareja esto no le parece importante, pero para mí es fundamental”; sus opiniones “yo veo las cosas así, y mi pareja las ve de otra forma”; o sus personalidades “yo soy tímido(a), al contrario de mi pareja, es el alma de la fiesta”.

Esto puede dar pie a complementarse, a ver estas diferencias como “tú tienes lo que a mí me falta”, pero otro asunto es el de coordinarse a partir de estas diferencias.

Una pareja que se coordina es una pareja que tiene claro que son un equipo, con la capacidad de terminar lo que la otra persona inicia como en una carrera de relevos, que fluyen en su comunicación y lo hacen ver fácil porque parece que no les cuesta trabajo; han desarrollado un nosotros más allá de las individualidades, de imponer puntos de vista al momento de decidir, además respetan el tiempo que le puede tomar a su pareja darse cuenta de algo porque saben que no piensan de la misma forma, y tienen una flexibilidad para no clavarse en los errores ni los malos entendidos y darle vuelta a la página.

Para las parejas que todavía no lo han logrado, quizá pueden comenzar por reconocer que han cambiado y necesitan re-conocerse para poder reencontrarse, vamos, si siguen aferrados(as) al pasado, y a lo que fueron, y a lo que pudo ser, es difícil comenzar una nueva etapa.

También les va a ser útil partir de un crecimiento personal propio; si saldo cuentas conmigo mismo(a) y acepto mi co-responsabilidad en lo que nos convertimos como pareja, si puedo dejar atrás culpas y reconozco mis errores con autocrítica, tendré una disposición distinta para escuchar a mi pareja y podré darle cosas que antes no estaba listo(a) para ofrecer.

Y una gran parte es la disposición de estar ahí para la otra persona, concentrar mis energías no en forzar las cosas sino en permitir que avancen sin el afán de controlarlas.

Se necesita una actitud propositiva y proactiva, con la apertura mental para intentar nuevas soluciones que les lleven a nuevos lugares, y saber que quizá se van a convertir como pareja no en lo que tú pensabas, o en lo que tu pareja tenía en mente, ni en lo que su familia o amigos(as) les recomendaron, sino en el producto de consensos, acuerdos y negociaciones, producto del ensayo y error.

Quizá antes eran algo y ya no les sienta bien, y tal vez ahora son algo que jamás se imaginaron que iba a pasar, pero aquí están disfrutando del proceso y sus resultados, para después darse cuenta de qué clase de pareja quieren ser, hacia dónde quieren ir como equipo, qué necesitan una persona de la otra.

Y aunque se comuniquen de distintas maneras (quizá una persona es más emocional, y la otra más realista), saben que en el pedir está el dar y tienen el suficiente conocimiento de cómo funcionan juntos(as), de su propia dinámica y cómo se influyen para decir, de aquí soy, y tengo esperanza en el mañana.

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