Por Rodrigo Aguilar
No hay plazo que no se cumpla y la Selección Mexicana tiene, ya en forma oficial, nuevo director técnico, nada menos que Gerardo “Tata” Martino, flamante campeón en la Major League Soccer de los Estados Unidos con el Atlanta United. Profeta en su tierra, ídolo en su natal Rosario por sus títulos como futbolista y como DT con Newell`s, el argentino toma el timón tricolor conciente de la importancia que la camiseta verde tiene en nuestro país, netamente futbolero.
Sereno, honesto y concreto en sus respuestas, sin palabras rebuscadas como Juan Carlos Osorio y con más méritos en su largo recorrido por las canchas, Martino genera confianza en su primera presentación ante la prensa nacional que lo mira con expectativa pero con reserva, no hacia su capacidad para dirigir si no para lidiar con los mismos retos y las mismas interrogantes que sus antecesores.
Apenas en su primer día al frente del Tri: ¿llegará al 5to partido?, ¿se dejará imponer jugadores?, ¿seguirán los partidos “moleros”?, ¿lo dejarán trabajar en paz?, ¿cumplirá todo su proceso?, problemas no resueltos desde hace varios períodos.
Acerca de su contratación, un primer acierto de la Federación Mexicana de Futbol es pensar en un proyecto para los próximos ocho años, es decir, si todo sale conforme a lo planeado, cumpliría dos ciclos mundialistas, algo inédito pero necesario en nuestro balompié y justo en un momento de recambio generacional.
