Obesidad en la adolescencia aumenta riesgo de fracturas

Es bien sabido que el exceso de peso se asocia a una mayor probabilidad de desarrollo de enfermedades muy graves y potencialmente mortales, caso entre otras de las cardiovasculares, la diabetes y distintos tipos de cáncer. Un aspecto que debe ser tenido muy en cuenta, sobre todo, en el caso de los niños y adolescentes, dado que acumulan las consecuencias del sobrepeso y la obesidad ya desde edades muy tempranas y las arrastrarán a lo largo de toda la vida.

De hecho, y como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachusetts en Boston (EE.UU.), los adolescentes que padecen obesidad sufren un daño permanente e irreparable en sus huesos que hará que tengan un mayor riesgo de fracturas durante el resto de sus días.

Como explica Miriam A. Bredella, directora de esta investigación que se presentará el próximo fin de semana en la Reunión Anual 2016 de la Sociedad Norteamericana de Radiología (RSNA) que se celebrará en Chicago (EE.UU.), “si bien tradicionalmente se pensaba que la obesidad tenía un efecto protector sobre la salud ósea, algunos estudios recientes han mostrado una mayor incidencia de fracturas en el antebrazo en adolescentes con obesidad”.

Huesos más débiles

El nuevo estudio, aún en desarrollo, tiene por objetivo analizar la relación entre la obesidad en la adolescencia y la estructura ósea. Los autores utilizaron una prueba de imagen muy avanzada –tomografía computarizada cuantitativa periférica de alta resolución en 3D o ‘3D HR-pQCT’, técnica específicamente diseñada para evaluar la densidad mineral ósea y la microarquitectura de los huesos en los brazos y piernas– para analizar la estructura ósea del radio en su zona distal, esto es, en la parte más cercana a la muñeca. Y asimismo, emplearon absorciometría con rayos X de doble energía para analizar la composición del organismo, incluyendo la masa magra –es decir, la masa libre de grasa, caso de los huesos y los músculos– y la masa grasa visceral –la masa formada por la grasa que se encuentra en el interior del cuerpo rodeando los órganos.

Como refiere Miriam Bredella, “hay distintos mecanismos por los que la masa visceral ejerce efectos negativos sobre el hueso. La masa visceral secreta sustancias que promueven la inflamación crónica, y esta inflamación crónica estimula la formación de osteoclastos, células responsables de la destrucción o ‘resorción’ del hueso. Además, la vitamina D es liposoluble, por lo que queda atrapada dentro de las células de grasa. Y a todo ello se aúna que la hormona de crecimiento, que también es importante para la salud ósea, también es menor en los adolescentes con exceso de grasa visceral”.

Los resultados mostraron la relación existente entre el IMC y el grosor del tejido óseo cortical –la capa más externa de los huesos largos, también conocida como “hueso compacto” y encargada de conferirles resistencia y elasticidad–.

Agencias

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.