Objetivo, inmunidad de grupo

Cada persona inmunizada es un obstáculo para la propagación de una enfermedad. Cuando la mayor parte de una población es inmune, el microorganismo que causa esa afección lo tiene mucho más difícil para circular en esa comunidad. Así, quienes aún son vulnerables a esa enfermedad, quedan en parte protegidos gracias a las personas inmunes.

Cuando un patógeno infecta el cuerpo humano, el sistema inmunitario, es decir, el sistema defensivo del organismo, se activa, ataca al patógeno y lo destruye o lo reduce.

“Un patógeno es una bacteria, un virus, un parásito o un hongo que puede causar enfermedad. Cada uno consta de varias partes, por lo general, exclusivas de ese patógeno específico. La parte del patógeno que provoca la formación de anticuerpos se llama antígeno. Se puede considerar que los anticuerpos son los soldados del sistema de defensa del cuerpo”, explicó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

CÉLULAS DE MEMORIA

Desde este organismo añaden que cada anticuerpo “está entrenado para reconocer un antígeno específico. Cuando alguien se expone a un patógeno por primera vez, el sistema inmunitario necesita tiempo para responder y producir anticuerpos específicos. Mientras, la persona es vulnerable a la enfermedad”.

Una vez que el organismo ha producido anticuerpos en su respuesta primaria a un antígeno, “también crea células de memoria generadoras de anticuerpos. Así, si el cuerpo se viera expuesto en el futuro al mismo patógeno, la respuesta sería mucho más rápida y eficaz que la primera vez”, agregan desde la OMS.

Pedro Montilla (d), técnico especialista en Radiodiagnóstico en el Hospital San Pedro de Logroño, es vacunado frente al covid-19.

Pero el organismo también produce anticuerpos como respuesta a la vacunación. Las vacunas tradicionales contienen partes atenuadas o inactivadas de un antígeno específico. Las más recientes, llevan las instrucciones para producir antígenos.

“Independientemente de que la vacuna contenga el antígeno o las instrucciones para que el cuerpo lo produzca, no causará la infección en la persona vacunada, pero inducirá al sistema inmunitario a responder como lo hubiese hecho en su primera reacción ante el patógeno real”, detalla esta organización para la salud global.

De igual modo, María Luisa Morató Agustí, médica de familia, explicó que la inmunidad frente a algunas enfermedades infecciosas se adquiere tras superar la enfermedad o mediante la vacunación.

Una enfermera muestra un vial con varias dosis de la vacuna contra el covid.

“Cuando hay una epidemia y aumenta el número de personas inmunes que han pasado la enfermedad o que han sido vacunadas, disminuye la probabilidad de que un infectado contagie y, llega un momento, en el que se bloquea la transmisión del agente infeccioso”, añadió.

La doctora Morató señaló que la inmunidad de grupo es la resistencia de una comunidad frente a una infección.

“Requiere un número determinado de personas inmunes (por haberse recuperado de la enfermedad o por vacunación) que haga muy difícil la transmisión”, apuntó.

La médica aclaró que el concepto de inmunidad de grupo sólo puede aplicarse a enfermedades que se transmiten de persona a persona. En otras, por ejemplo, el tétanos que se puede transmitir tras una herida o por la mordedura de un animal, no se puede hablar de inmunidad de grupo.

BLOQUEAR LA CIRCULACIÓN DEL PATÓGENO

La inmunidad de grupo, también llamada comunitaria o de rebaño “es un efecto indirecto de los programas vacunales que permite bloquear la circulación del agente patógeno en la comunidad, protege a los no vacunados y es un elemento esencial para el control y la eliminación de las infecciones de transmisión interhumana”, detalló la galena.

También añadió que, cuando la mayor parte de la población está inmunizada, “es más difícil que la enfermedad circule. De esta manera, se protege a las personas con ciertos factores de riesgo que no pueden vacunarse”, detalló.

Personal de Salud realiza una prueba de PCR para detectar el COVID.19, el pasado 26 de agosto de 2020 en un Quiosco, instalado en Ciudad de México.

La Unión Europea, a través de su portal de información sobre vacunación, indicó que, mediante la inmunidad de grupo se protege a otros que son vulnerables a la enfermedad como bebés, niños, ancianos, pacientes inmunodeprimidos, enfermos de cáncer, etc.

“Esto significa que quienes no pueden ser vacunados, por ejemplo, por ser demasiado jóvenes o tener alergia a algún componente de la vacuna, se benefician de que los demás sí lo estén porque así la enfermedad no puede propagarse tan fácilmente en la comunidad”, recalcó.

La doctora Morató manifestó que para obtener la inmunidad de grupo el porcentaje de la población que debe estar vacunado contra una enfermedad concreta varía según el país, el patógeno del que se trate y la efectividad de la vacuna. No obstante, explicó que dicho porcentaje siempre suele ser mayor del 80%.

En este sentido, desde la Unión Europea indican que, por ejemplo, para asegurar la inmunidad comunitaria frente al sarampión se recomienda que, al menos, el 95% de la población esté vacunada con dos dosis de la vacuna denominada triple vírica, que protege contra el sarampión, la parotiditis y la rubeola.

“Se desconoce la proporción de la población a la que se le debe aplicar la vacuna contra el covid-19 para comenzar a observar inmunidad colectiva. Determinar esa proporción es un tema de investigación fundamental y es posible que se llegue a distintas conclusiones en función de la comunidad objeto de estudio, la vacuna que se haya utilizado, los grupos demográficos a los que la vacuna se les haya administrado con carácter prioritario y otros factores”, subrayaron desde la OMS.

“Para lograr inmunidad colectiva contra el covid-19 de manera segura, una proporción considerable de la población tendría que vacunarse, lo que reduciría la cantidad total de virus que podría propagarse entre toda la población”, añadió.

La doctora Morató recordó que con el SARS-CoV-2 o con cualquier otro patógeno, “las complicaciones de la enfermedad son siempre mayores que los efectos secundarios o reacciones adversas que pudiera ocasionar la vacuna”.

VACUNAS DE ARN, INSTRUCCIONES PARA EL ORGANISMO

En el caso del SARS-CoV-2, “cada día nos despertamos con la cifra de personas fallecidas el día anterior. Es un precio demasiado elevado para esperar a que la circulación del virus entre la población llegue a conseguir un número lo suficientemente elevado de personas inmunes”, afirmó la médica.

“Ya llevamos un año expuestos al SARS-CoV-2 y la seroprevalencia de la población no llega al 10%. Esperar obtener inmunidad de grupo a través de la infección, no solo no es ético, sino que es inalcanzable”, expresó.

Contar con varias vacunas tan solo un año después de que comenzaran a conocerse los primeros casos de la enfermedad es un gran logro científico. La doctora Morató señaló que esto ha sido posible “porque se ha usado tecnología que ya estaba en marcha y se ha invertido mucho dinero”.

“Usamos nuestra tecnología de ARN mensajero patentada para desarrollar nuestra vacuna contra el covid-19. Gracias a esta tecnología, la vacuna puede ser diseñada y manufacturada de manera más rápida y eficiente de lo que permiten los métodos de manufactura de las vacunas convencionales”, manifestaron los especialistas de Biontech, uno de los laboratorios que ha diseñado una vacuna contra el covid-19, que distribuye la empresa farmacéutica Pfizer.

Profesionales sanitarias preparan y administran la vacuna de covid-19 en el Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona.

La vacuna de Pfizer-Biontech y la de Moderna son vacunas de ARN mensajero. Estas vacunas contienen las instrucciones para que el organismo fabrique el antígeno, que es la proteína que activa las defensas frente al virus.

“Las vacunas de ARN mensajero utilizan la secuencia genética del virus, pero no el virus en sí mismo”, subrayan desde Biontech.

Texto y fotos: EFE

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