Para quienes no pueden quedarse en casa

Por René Emir Buenfil Viera

Hay personas a las que el #QuédateEnCasa les genera preocupación puesto que siguen teniendo que salir a trabajar. Es un tipo distinto de incertidumbre que enfrentan, y quizá piensen que “tienen que ser fuertes, no les queda de otra”, pero así como hay muchas maneras de enfrentar el aislamiento, he aquí algunas maneras de lidiar con el hecho de seguir saliendo a la calle y tener mayor grado de exposición al contagio.
1. El buen uso del miedo radica en cuidarnos en la justa medida, con la inteligencia emocional para no dejarse controlar completamente por la obsesión con la limpieza, pero tampoco caer en la negligente despreocupación y arriesgarse innecesariamente. El miedo bien enfocado nos puede hacer huir de lugares donde corramos peligro, físico o mental, y nos lleva a pedir ayuda cuando lo necesitamos. Esta es una buena oportunidad para modular las dosis de miedo que nos perjudican lo menos posible.
2. Detectemos nuestras redes de apoyo exterior, con quienes podemos contar y colaborar, quienes nos van a ofrecer soluciones y el “cómo sí” se pueden enfrentar las situaciones con un optimismo realista. Reconocer nuestra interdependencia, y poder leer mejor a las personas que van a sumar, nos darán palabras de aliento y nos motivarán a seguir adelante. Se vale tener menos paciencia para ciertas personas, sin ser descortés.
3. Este estado de alerta pudiera desatar en nosotros(as) un afán por el perfeccionismo, quizá por el momento vale la pena hacer las cosas lo suficientemente bien, y no desgastar nuestra energía en exigirnos el 100% cuando objetivamente la mayoría no tenemos la energía emocional para concentrarla solo en el trabajo; estamos en modo de sobrevivencia.
4. Si necesitas calmar la ansiedad al salir y regresar a casa, puede ser útil crear nuevas rutinas y rituales de autocuidado que faciliten la transición de un ambiente a otro, quizá hacer algunas respiraciones profundas, escuchar música, o ver algún video chistoso, al ser consciente que tus familiares en aislamiento comparten las mismas preocupaciones que tú y darse ánimos, tranquilizar y alimentar la esperanza de que se está haciendo lo mejor posible con lo que se tiene.
5. Hay maneras de crecer, darle un nuevo significado y apreciar la vida a partir de una contingencia como ésta, podemos ser una mejor versión de nosotros(as) mismos(as) al regresar a la nueva normalidad, cambiando para bien, con los pies más asentados en el piso y mayor capacidad de gratitud. Estos retos que enfrentamos nos pueden llevar a madurar, a tener una perspectiva más compleja de la condición humana, a darle más valor a cosas, situaciones, momentos o personas que antes parecían menos importantes.
¿Y si nos llegamos a contagiar? Más que preocuparnos por un futuro que no ha pasado, vale más ocuparnos por fortalecer nuestro sistema inmune para que, en caso de contagio, estar lo más saludables posibles para que nuestro cuerpo se defienda del virus.

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