Plegaria es el alimento de toda fe

Ante la ausencia del obispo Francisco González González, por segundo domingo consecutivo, la mañana de ayer el párroco de la Santa Iglesia Catedral, Francisco Velázquez Trejo, refirió que el evangelio de Lucas muestra su sensibilidad con los problemas de los pobres y los sencillos. En el Antiguo testamento, las historias entre jueces y viudas, especialmente en los planteamientos de los profetas, se multiplican incesantemente, por eso nunca hay que juzgar si no se conoce a fondo el problema.

Aún con la garganta afectada, el párroco, con la ayuda de un diácono, señaló que en lo que se refiere a la parábola que nos propone, no hay porque pensar que se tratara de una viuda vieja, ya que hay un tema básico en esta palabra de Dios y la expresa nítidamente el evangelista al comienzo de su relato: Tenemos que orar siempre sin desanimarnos y con férrea perseverancia. Lo demás es una parábola para rememorar esta norma.

Las lecturas de ayer nos proporcionan una imagen significativa de esa perseverancia en la oración, es la escena que hemos oído en la primera lectura, donde Moisés ascendió a la cima del monte para orar a Dios por la victoria de los israelitas contra los amalectitas que les impedían el paso a la tierra prometida, por lo que fue tan perseverante la oración de Moisés con los brazos en alto, que se le llegaron a cansar y los que estaban con él le pusieron una piedra para que se sentara y le ayudaron a mantener los brazos en alto.

Señaló además que “la oración es una charla íntima con un padre que nos habla, nos atiende y comprende nuestras más corrientes necesidades. Dios está esperando nuestra oración como el amante espera la contestación afectiva del amado y cuanto más rezamos, más inclinamos hacia nosotros el amor y la gracia de quien se ha proclamado padre amantísimo de todo el que reza confiadamente”.

Dijo, finalmente, que la plegaria es el alimento de toda fe y significa echar el ancla de nuestra esperanza vital, por ello si remite nuestra oración remiten también los grandes ideales de nuestra vida cristiana como son el ideal de evangelizar los pueblos, el secundar la vocación a los estados de vida cristiana, el contribuir a la paz entre los pueblos y el remediar las necesidades físicas de tantos seres humanos.

Texto y foto: Cortesía

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