“NUESTRO OBJETIVO es que el boxeo nos de la primera medalla olímpica, por eso apoyamos el torneo de William Abraham Dáguer”, dijo el viernes pasado, emocionado como acostumbra, el candidato a Senador de la República por el tricolor, Jorge Carlos Ramírez Marín.
Allí, en el estrado, y rodeado por lo mejor del boxeo yucateco y dos grandes de la fistiana nacional: Pipino Cuevas y Carlos Zárate, el diputado federal con licencia no dudó en soltar su máximo deseo: que un deportista yucateco se cuelgue la medalla olímpica, sin importar el color.
Fue durante la presentación de la final del “William Abraham Dáguer” que Ramírez Marín habló de lo que para él significa el deporte y más el boxeo, disciplina que tuvo ya a seis campeones mundiales de esta tierra, pero sin una medalla olímpica, algo que lógicamente no es fácil de conseguir, ni siquiera en la Olimpiada Nacional.
En la historia de los Juegos Olímpicos solo trece mexicanos han subido al podio en la máxima justa deportiva, el último de ellos Misael Rodríguez, de Chihuahua, que ganó bronce en Río de Janeiro 2016.
Para conseguir ese objetivo se necesitan dinero para financiar torneos como el que anoche llegó a su fin en el Polifórum Zamná, para fogueos y viajes a concentraciones en donde se pueden aprender técnicas y estrategias, para ascender a los mejores del mundo.
Sin embargo, a simple vista no hay muchos boxeadores yucatecos que tengan la etiqueta de campeón olímpico, lo que tampoco es para tirarse a llorar, pero sí marca una ruta a seguir: la del trabajo, trabajo y trabajo.
Así que será un trabajo de muchos factores y personajes: boxeadores, entrenadores, empresarios y autoridades, por lo que el “William Abraham Dáguer” es un buen comienzo.
