Por amor al deporte

Mary Carmen Rosado Mota

@mary_rosmot

latribunaesnuestra@gmail.com

Mahatma Gandhi decía que “el amor es todo aquello que dura el tiempo exacto para que sea inolvidable”. Pensaba en aquellas palabras justo en estas fechas cuando el amor ronda en el aire. Y es que el deporte también requiere de una gran dosis de amor para que pueda funcionar.

Hay que estar enamoradas de nuestro deporte porque no siempre es fácil levantarse muy temprano por las mañanas para ir a entrenar, ni cumplir con los deberes si se es estudiante o acudir a tu jornada laboral porque hay cuentas por pagar, mientras cumples con una dieta y un régimen de ejercicio.

La mayoría de las veces requiere de sacrificios, unos más grandes que otros, quizá nos perdamos un evento importante o hasta dejes de compartir tiempo realmente valioso con las personas que quieres, todo por un amor que siempre exige más. Porque el deporte pareciera que no se cansa de pedirnos más, de estar obsesionado con demostrarnos que somos más de lo que creemos.

Hasta para superar una lesión es necesario, hay que tener amor al proceso, porque la rehabilitación o el tratamiento pueden ser dolorosos, a lo mejor habrá días en los que pienses que es mejor renunciar a todo, que no podrás regresar al nivel que habías alcanzado, por eso es tan indispensable ese sentimiento que nos ayude a confiar en que todo será mejor.

Pero principalmente, el deporte requiere de mucho amor propio, porque ¿por quién más pasaríamos por todo esto? Necesitamos amarnos a nosotros para valorar nuestro esfuerzo, para aceptar cuando los resultados no sean los esperados, para sentir orgullo en las victorias y no rendirnos ante el primer fracaso. El deporte nunca debería ser practicado sin amor, porque es precisamente ese motor lo que nos hace seguir o volver, sin importar cuánto tiempo ha pasado.

Gandhi lo expresó sabiamente. Quizá algún día el deporte dejará de ser el amor central de nuestra vida, pero los recuerdos de aquellos entrenamientos, de las competencias con tus amigos, de los viajes, de los sacrificios, de los torneos ganados, esos siempre seguirán.

Como en las mejores historias de amor, esas que nos dejan una huella para siempre, aun cuando han dejado de estar presentes, algún día te darás cuenta de cómo cambio tu vida cuando conociste el deporte y todo lo que eres hoy gracias a ese amor inolvidable.

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