Por el bien del Everest

La ascensión al monte Everest es uno de los  grandes desafíos de miles de alpinistas, pero debido a la creciente afluencia de aficionados que pretenden alcanzar la cima más alta del planeta se ha convertido en una gran preocupación para las autoridades nepalíes, obligadas a establecer un severo plan para preservar este mágico lugar

Los requisitos para subir a la montaña más alta del planeta (8,848.86 metros) van en aumento por la decisión de las autoridades de Nepal de que este lugar no pierda su encanto por la aglomeración de apasionados montañeros.

La gota que ha colmado el vaso de las autoridades nepalíes  se produjo el 22 de mayo de 2019,  cuando más de 200 alpinistas provocaron un gran atasco de varias horas  en un estrecho paso de una de sus laderas antes de alcanzar la cima.

La imagen de aquel embotellamiento humano, que recorrió el mundo, alarmó a las autoridades debido al peligro que corren los alpinistas a más de ocho mil metros de altura, condicionados al oxígeno de las botellas que les acompañan y que a estas alturas puede escasear.

Ante esta situación, el Departamento de Turismo de Nepal ha tomado cartas en el asunto y ha elaborado un nuevo reglamento que deberá cumplir todo aquel montañero que pretenda ascender por cualquiera de las montañas que forman la cordillera del Himalaya, que cuenta con catorce cumbres que superan los ocho mil metros de altura.

Entre estas nuevas medidas destaca la necesidad de pedir una autorización si se pretende compartir imágenes en las que aparecen otros montañeros. “Cada escalador puede tomar, compartir y hacer imágenes y videos de su grupo o de sí mismo, pero se enfrentará a sanciones si toma, hace y comparte fotos de otros escaladores sin el consentimiento del departamento”, afirmó a Efe la directora del Departamento de Turismo, Mira Acharya.

Además de esta normativa, el nuevo reglamento también pretende controlar la concesión de certificados falsos de escalada, debido a la corrupción que existe entre los oficiales que acreditan que se ha alcanzado la cumbre a cambio de dinero y a los que acuden muchos montañeros sin escrúpulos para que reconozcan su engaño.

Para paliar estas irregularidades, las autoridades nepalíes han endurecido los requisitos para conceder estos certificados, testando un informe que deben presentar los organizadores de la escalada y que tendrá respuesta por parte del oficial de enlace del Gobierno encargado de ayudar a los montañeros.

UNA GRAN ACTIVIDAD ECONÓMICA

Otro de los nuevos requisitos para escalar el Everest es que todos los montañeros deben presentar un informe médico que acredite sus buenas facultades físicas para emprender la ascensión. Esta medida se debe al creciente número de fallecidos en los últimos años, un hecho que preocupa a las autoridades, que  han contabilizado nueve muertos en 2018 y diez en 2019, cifras que se han rebajado en 2020 debido a la pandemia que ha frenado el número de expediciones al Everest.

Estas nuevas medidas se unen a las aplicadas en enero de 2020 sobre la prohibición de plásticos de un solo uso, ante la creciente contaminación que se ha encontrado en la cumbre del Everest. Más de once toneladas de desperdicios fueron retirados por un equipo de montañeros encargados de la limpieza de esta montaña entre 2020 y mayo de 2021.

La preocupación de las autoridades nepalíes por la cantidad de basura que se almacena en las zonas altas del Everest obligó a establecer en 2014 una norma que obligaba a cada miembro de una expedición a regresar con al menos 8 kilos de basura, y cada expedición está obligada a depositar 4,000 dólares que no son devueltos hasta recibir los deshechos. Una regla que solo se aplica a quienes quieran ascender a la cima del Everest y no a los excursionistas.

La  pandemia ha generado una grave crisis turística en Nepal, un país que recibió más de 1,100,000 turistas extranjeros en 2018, muchos de ellos con intenciones de ascender a la cumbre del Everest. Sólo en 2019, las autoridades nepalíes recaudaron más de cuatro millones de dólares en permisos. Los extranjeros suelen pagar 11,000 dólares por la autorización de escalada y entre 40,000 y 90,000 dólares por la expedición al completo.

Para 2021, el gobierno nepalí espera que la situación se normalice y entre los meses de mayo y junio, los de mayor asistencia de montañeros, se recupere buena parte de su antigua normalidad aunque el daño causado en 2020 sea irreparable.

Según el presidente de la Asociación de Agencias de Senderismo de Nepal, Khum Bahadur Subedi, casi medio millón de personas viven del turismo en este país, y de ellos, al menos 350,000 han perdido sus empleos desde el comienzo de la pandemia en marzo de 2020.

Desde la ascensión de Edmund Hillary y Tenzing Norgay en 1953, la montaña del Everest no ha parado de recibir visitantes, convirtiéndose en uno de los atractivos turísticos más demandados del continente asiático, un lugar que las autoridades nepalíes busca preservar ante la creciente demanda de alpinistas por emular la hazaña de Hillary y Norgay hace casi sesenta años.

 

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