Prometer no empobrece

Por: Carlos Hornelas 

Así reza el viejo y conocido refrán “Prometer no empobrece: dar, es lo que aniquila”. A un año de la toma de posesión, Andrés Manuel López Obrador se enfrenta con sus propias promesas de campaña y como a quien tanto ha criticado, niega errores, soslaya yerros y minimiza las voces que le reclaman aspectos no resueltos.

Se le olvida que la democracia no termina con la emisión del sufragio, que es el verdadero punto de partida para que la ciudadanía haga sentir su soberanía plenamente. En este orden de ideas, la rendición de cuentas es un tema obligado para quien como él ha hecho de la lucha contra la corrupción una de sus banderas más importantes.

A este respecto, el monitoreo constante, la transparencia y la rendición de cuentas son tareas que de suyo debió esperar del electorado que lo colocó en la silla presidencial, así como también de la oposición y sus adversarios políticos.

Sin embargo, de acuerdo con el estudio titulado “Barómetro Global de la Corrupción en América Latina y el Caribe” realizado este 2019, solo 44% de los encuestados piensa que la corrupción ha disminuido en el último año. Cifra que contrasta con el último año de Peña Nieto quien recibía una estimación de 61%, claro, a menos que presidencia tenga otros datos.

En un aspecto en el cual nos encontramos en ascenso, es en la inseguridad, el pasado domingo, el fin de semana en el cual rendía su primer informe de gobierno se registraron 128 muertes violentas en el país. A esta funesta cifra habrá que agregar en la percepción hitos que seguramente marcarán su mandato como el Culiacanazo o la tragedia de los Le Barón.

En lo que respecta a educación, los sindicatos han hecho lo que han querido y les ha permitido llegar a trazar nuevos límites tanto en sus manifestaciones como en la forma en la cual dicen defender sus legítimos derechos. Si esto, que pasa en la educación primaria y secundaria fuera poco, parece una burla presumir de haber abierto 300 universidades de educación superior las cuales no cuentan ni siquiera con instalaciones físicas para ejercer su tarea docente.

En lo que al combate a la pobreza se refiere, se han aumentado los programas sociales que permitirían, de acuerdo con su particular punto de vista, distribuir de un modo más igualitario la riqueza. No obstante, la falta de reglas de operación, la ingenuidad, por no decir otra palabra de entregar algunos apoyos directamente en efectivo y las escasas fuentes de información sobre su impacto hacen sospechar que se trate en última instancia de políticas clientelares de creación de una base de voto duro para su partido

Si a Salinas de Gortari, según él mismo, su némesis, se le escuchó alguna vez decir sobre la prensa “Ni los veo ni los oigo” Andrés Manuel ha fincado una difícil y tirante relación con la prensa que a ratos desprecia y ningunea y que en otras ocasiones enaltece, cuando se trata de personajes puntuales que se dedican a la zalamería y el culto a su personalidad.

Así abrimos este segundo año de gobierno en el cual, de acuerdo con sus palabras estaría prácticamente cimentada su Cuarta Transformación. Esperemos ver más un estadista que un gobernante; un patriota y no un revanchista; un político y no un demagogo. Porque al final las palabras se las lleva el viento.

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