Por: María de la Lama
Cada vez aparece más en el cine, las series, la literatura y en general en la cultura popular un nuevo rol para la mujer: la protagonista fuerte y empoderada -espía, conquistadora, emperadora, asesina- de la historia de acción hollywoodiense. El movimiento feminista festeja estas tendencias como un movimiento hacia más equidad y mayor relevancia para la mujer.
Aunque sin duda es signo de un avance notorio en equidad de género, pero hay agunas críticas a esta tendencia que me parecen dignas de atención. En particular me parece preocupante pensar que la única forma de reivindicar lo femenino, ala feminidad, es convirtiéndola o acercándola al ideal tradicionalmente considerado masculino: destreza física, ambición lineal, racionalidad enfocada, prudencia. Modalidades masculinas de poder.
En la búsquedqa de equidad estamos aniquilando y devaluando lo femenino como fuerza donde sea que resida; en mujeres, en hombres, en el mundo natural. Parece que lo que queremos decir cuando decimos que queremos protagonistas femeninas fuertes es: “Dame un hombre pero en el cuerpo de una mujer. De preferencia, una que sea guapa.”
