RATIO ESSENDI

La amistad, filosóficamente hablando

Por Roberto A. Dorantes Sáenz

Las redes sociales nos permiten conocer a muchas personas de otros lugares, estados, países y continentes; nos ayudan a conectarnos con otras culturas. De los cientos de contactos que tenemos en las redes sociales, ¿te has preguntado cuántos son tus amigos? ¿Conoces el valor de la amistad? ¿Sabes qué es la amistad?

Todos tenemos la necesidad de tener amigos. Ahora bien, ¿cómo identificamos a los verdaderos amigos?

Lo primero que debemos aclarar es qué es la amistad, y para esto nos auxiliaremos de Aristóteles, que dedica los libros VIII y IX de la Ética a Nicómaco al estudio de la amistad. Afirma, desde el principio, que se trata de una virtud y estima que es lo más necesario para la vida.

Aristóteles afirma que existen tres tipos de amistad, la primera clase es la amistad perfecta, que se da entre los hombres buenos e iguales en virtud, ya que éstos quieren el bien el uno del otro en cuanto que son buenos, y son buenos en sí mismos. Esta clase de amistad es la más permanente. Con todo, estas amistades son raras porque tales hombres son pocos y, además, requieren trato, pues sin él, no cabe el conocimiento mutuo. El deseo de amistad surge rápidamente, pero la amistad no.

La segunda clase de amistad es la de aquéllos que se quieren por interés, o no por sí mismos, sino en la medida en que se benefician en algo los unos de los otros.

La tercera clase de amistad es la de los que se quieren por el placer. Por tanto, en los que se quieren por interés, la amistad obedece al propio bien; y en los que se quieren por el placer, a su propio gusto. En estos casos la amistad se subordina a los bienes mediales. En suma, estos dos tipos de amistad son imperfectos, y por eso fáciles de disolver: cuando ya no son útiles o agradables el uno para el otro, la amistad desaparece.

Como podemos ver la amistad propiamente es la perfecta, que es rara y poco común; querer el bien del amigo recíprocamente, de ahí la frase popular “los verdaderos amigos los cuento con los dedos de mi mano”.

La virtud del amigo consiste en querer. Por eso los aduladores no son verdaderos amigos, ni tampoco los que buscan el propio provecho. Como el querer es una actividad, la amistad es más excelente en los seres humanos más activos.

La esencia de la amistad reside en el compartir, en el conversar y en el compenetrarse. En ella el hombre se encuentra en la misma relación respecto al amigo que consigo mismo. Por eso Aristóteles sostiene que el amigo es otro yo, idea que repite Cicerón. Son incompatibles con la amistad la adulación, la zalamería y el servilismo, pues son contrarios al amor a la verdad.

Existen distintos tipos de amigos, y aunque solemos llamar amigos a todos, pero no todos son amigos por la conducta que tiene cada uno. Para identificarlos citamos a Santo Tomás de Aquino, que habla sobre estos amigos:

La amistad meramente útil se da cuando se busca al amigo por algún interés material, como la ayuda en el trabajo, el apoyo de su poder, o la conexión con otros que pueda producir algún beneficio. La amistad deleitable se caracteriza por la búsqueda del placer o de la compañía de la otra persona para sentir gusto y contento, pero no se va más allá. En cambio la amistad honesta está en función de la virtud, y, como la principal virtud en el nivel humano es la de la justicia, esta amistad está orientada a la justicia.

La amistad es base de la sociedad, en lo personal me causa gozo conocer lo que verdaderamente puede causar una amistad verdadera en la sociedad, como bien lo define Santo Tomás de Aquino:

El amor está en la base de la sociedad, porque “todo agente hace por amor todo lo que hace” (Suma Teológica, I-II, q. 28, a. 6, c.), tiene relación con el bien, y como el bien es el fin, el amor dirige hacia el bien común y fin último: “La caridad ordena los actos de todas las virtudes al fin último” (Ibid., II-II, q. 23, a. 8.). Este fin se realiza en la justicia y es promovido por el derecho, por la ley. De acuerdo con ello, el derecho y la ley tienden a dar consistencia a la amistad.

Santo Tomás sabe que la justicia y la caridad son distintas; sostiene, sin embargo, que la amistad sin justicia es disolución y la justicia sin amistad (o misericordia) es crueldad. En conclusión, para Tomás el amor da equilibrio a las relaciones sociales y jurídicas; y la amistad es un factor de sociabilidad, ordenado a la justicia, sin la cual la sociedad política no puede subsistir.

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