Yoisi Moguel
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La reactivación económica en Yucatán incrementó la presencia del COVID-19, con elevadas cifras de contagios y fallecimientos, que hizo que las autoridades estatales decretaran medidas muy estrictas, en una temporada donde los yucatecos acostumbran a disfrutar del sol y el calor en las playas de la entidad.
Con las nuevas disposiciones, el retorno de la Ley Seca, la no movilidad después de las 10:30 de la noche, así como la limitación en horarios y días de negocios y restaurantes, es un duro golpe para la ciudadanía, así como para el sector empresarial, considerando que apenas dos semanas antes las autoridades habían liberado algunas concesiones para empezar a vivir una nueva normalidad.
Tal parece que los yucatecos entendimos mal esa apertura económica, y pensamos que el coronavirus ya estaba bajo control, se aumentó la presencia de gente en las calles y supermercados, al igual que en parques y lugares públicos.
También, empezaron a llevarse a cabo reuniones y fiestas en diversas zonas de la ciudad, en los puertos se aumentó la afluencia de vacacionistas a las playas, principalmente de familias con casas, y quienes tienen algún tipo de embarcación de recreo dejaron de respetar las medidas impuestas para navegar, al punto que algunas fueron remolcadas y multadas por sobrepasar el número de personas a bordo.
Por ello, se aplicaron nuevas medidas, pues como ciudadanos no fuimos capaces de colaborar para que esta pandemia no se incremente y permanezca más tiempo en el estado y el país, y de no actuar con responsabilidad las pocas o muchas medidas que impongan las autoridades serán insuficientes.
Si esta pandemia se sale de control, colapsarán los servicios de salud, y veremos una dramática situación, donde todos los esfuerzos médicos serán insuficientes para salvar a las personas que se contagien del virus del COVID-19.
