Recuerdan la caída del Ángel de la Independencia

La caída del Ángel de la Independencia, el emblemático monumento nacional de México, permanece en la memoria colectiva de los mexicanos como el recuerdo más persistente del sismo que hace 62 años, el 28 de julio de 1957, sacudió a la capital del país.

De aquel terremoto, que dejó 70 muertos y numerosos edificios destruidos, el recuerdo es la imagen por los suelos del Ángel, todo un símbolo nacional para los mexicanos.

“La imagen del Ángel por los suelos fue realmente traumático, mucho más que los muertos y la destrucción de aquel sismo”, explicó el sociólogo e historiador mexicano Carlos Martínez Assad.

Los mexicanos recuerdan aquel terremoto como “el temblor que tiró al Ángel”, un sismo magnitud 7.8 en la escala de Mercalli que ocurrió a las 02.43 hora local del domingo 28 de julio de 1957.

“Cuando se supo que se cayó el Ángel (fue) como en 1985 (cuando ocurrió un terremoto devastador el 19 de septiembre), que al principio no se creía la tragedia”, dijo el académico.

El investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aseguró que para los mexicanos el hecho de ver el símbolo nacional destruido causó una “aflicción generalizada”.

De aquella tragedia, Martínez Assad escribió La Patria en el Paseo de la Reforma (2005), un libro en el que narró los efectos y detalles de aquel impactante día.

Por entonces, la Ciudad de México tenía unos cuatro millones de habitantes y la televisión ya se veía con regularidad y estaba por comenzar “Gutierritos”, la telenovela que fue un todo un éxito, recordó.

Rememoró que en algunas fotos de la época se observa cómo hubo personas que intentaron llevarse partes del Ángel por la creencia de que era de oro, cuando realmente es de bronce con una recubierta del preciado metal.

“Es una estatua alrededor de la cual se tejieron muchas historias, muchas leyendas”, destacó el investigador sobre los materiales con los que fue construido.

El impacto de la caída rompió la cabeza y el brazo derecho de la estatua, únicas piezas que fueron reemplazadas en la restauración que el escultor José Fernández Urbina hizo durante un año, tras lo cual el Ángel volvió a su sitio y reinaugurado el 16 de septiembre de 1958.

“La cabeza fue hecha exactamente igual a la que tenía previamente”, indicó este historiador al explicar que para elaborar el nuevo brazo el escultor tomó como modelo a su entonces secretaria Esperanza Nájera.

Martínez Assad confirmó que el actual rostro de la Victoria Alada que los mexicanos llaman Ángel es el mismo que tenía la estatua original, el de Ernesta Robles, una costurera conocida del escultor francés Enrique Alciati, autor de la obra.

Al devolverla a su pedestal tras el sismo de 1957, los constructores de la época reforzaron la columna y la base que sostiene la estatua hasta el punto que el Ángel ha resistido otros temblores, incluido el letal terremoto de 1985, que dejó miles de muertos.

De hecho, su estructura es tan sólida que a su alrededor la ciudad se ha hundido tres metros desde 1910 a la fecha sin que el simbólico monumento se haya movido un ápice, comentó el investigador.

Texto y foto: El Universal

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