Por César Espadas
Históricamente la selección de fútbol de Holanda siempre se caracteriza por desplegar un juego vistoso y alegre para la tribuna, con mucho juego ofensivo basado en el tradicional esquema táctico del 4-3-3 siendo protagonista constante a nivel continental y mundial.
Sin embargo, quedaron fuera de la Eurocopa 2016 y del Mundial de Rusia 2018 al no ceder ante una inevitable renovación generacional, situación que cimbró los cimientos de la cuna del “Fútbol Total”.
En febrero de 2018, en medio de una crisis, Ronald Koeman es designado como Director Técnico de la “Naranja Mecánica” con el objetivo de regresar a la 3 veces subcampeona del mundo a los primeros planos. Su plan de trabajo consistió en 3 puntos principales: primero, prescindir por completo de veteranos como Robin Van Persie, Arjen Robben, Sneijder, entre otros, cuya mejor época en la selección ya había terminado. Luego, retomó el juego de posesión, atrevido, presión alta y el esquema del 4-3-3. Finalmente, comenzó a darle oportunidad a jóvenes talentos que venían tocando la puerta en la liga local.
Hoy, Holanda está de vuelta. Ganó su grupo de la Liga de Naciones de la UEFA en el que estaban potencias como Alemania y Francia, y afronta con optimismo el proceso rumbo a la Euro 2020. Con joyas como el mediocampista Frenkie de Jong y los defensas Matthijs de Light y Nathan Ake, más el liderazgo del central y capitán Virgil Van Dijk, el descaro de Memphis Depay, la picardía de Justin Kluivert y la solidez de Wijnaldum, esta selección alza la mano para regresar a los primeros planos.
