Residuos románticos

Por Sergio Aguilar

“Roma”, La última cinta de Alfonso Cuarón, es un verdadero acontecimiento en el cine nacional.

¿Qué es lo que la hace tan interesante? El primer plano es el de un piso al que cae agua, y un avión cruza en su reflejo, para ver a Cleo limpiar la casa. La complementariedad y similitud con el plano que cierra, el de un cielo abierto por el que cruza un avión y Cleo limpiando la ropa, ya tiene los parámetros para entender la cinta: iremos hacia arriba, haremos un cambio radical, pero sólo para mantener las cosas igual.

“Aquí se construye el México moderno”, se lee en la publicidad del inmundo Neza, donde un genérico discurso político, no distinguible del acto circense que tiene lugar, enmarca el camino lodoso de nuestra protagonista, para enfrentarse a otro acto circense de meditación trascendental, totalmente cómplice de otro acto político salvaje que se estaba preparando.

Cuarón, director y fotógrafo del filme, sabe muy bien el poder de la cámara para encuadrar y re-encuadrar, jugar con lo que está fuera y dentro de campo, y entiende que decidir cortar un plano es un acto ético y político. La secuencia del Halconazo es una de las más logradas de su filmografía y una de las más interesantes del cine mexicano de lo que va del siglo. Se compone de tres picos: la sorpresa de la pistola que apunta a Cleo, el agua que se sigue derramando (en eco con tantas otras escenas del filme), y el último de los planos, en el que una joven pide ayuda a su novio en numerosas ocasiones, mientras que el espectador también pide ayuda a gritos en el silencio de la sala: ¡ayúdame, por favor, corta este plano, detén esta crueldad! Lo triste es que la crueldad continuará más allá de la secuencia, más allá de los créditos, más allá de la sala. La crueldad continuará en las antinomias sobre las que se construye este país y que la película revela con maestría.

“Trabajo doméstico”: el rico disfruta lo doméstico, y el pobre hace el trabajo. “Crianza de niños”: el rico disfruta la inocencia infantil, el pobre lidia con los berrinches y caprichos. “Negocio de las armas”: el rico dispara armas por diversión, el pobre dispara armas a sí mismo. “Relaciones con extranjeros”: el rico practica su inglés como diversión, el pobre se somete a lo que diga el extranjero desde las sombras (como el agente gringo que vigila el entrenamiento de los porros). Y finalmente, el anuncio del cemento, el más triste de todos: “Aquí se construye el México moderno”: el rico disfruta del México moderno, el pobre es el que lo construye.

Una de las más duras antinomias es el amor servil que se siente por Cleo y que ella siente por la familia. Esto ya fue señalado en otros lados y reseñas, pero es pertinente recordar lo tristemente cómico que resulta que le agradezcan haber salvado la vida al relatar la anécdota de la playa, para acto seguido pedirle un licuado de plátano. Con tristeza se preparará para también limpiar la caca que deja el perro, los residuos con los que ella lidia todo el tiempo, residuo que ella misma es. Lo que hace que no nos demos cuenta de eso es que ella es un residuo que creemos querer. No es que no se le quiera, es que sólo se le quiere siempre y cuando se mantenga en condiciones de desigualdad, eso es la que la convierte en la caca más querida de todas, en un residuo romántico, pues.

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