Revive el interés por los podcasts

En sus inicios, los podcasts estaban acotados a las plataformas de audio (principalmente, iTunes) y relacionados completamente con la radio, su antecedente natural. Ahora, los podemos escuchar hasta en YouTube y son creados por personas que, sin tener relación con la escena radiofónica, entregan producciones de alta calidad, en temas tan variados y a veces tan “de nicho”, que no creeríamos que existen si no los escuchamos.

La palabra podcast, como tal, no resuena mucho entre los hispanoparlantes a pesar de que muchos han escuchado estas producciones de audio en Internet (a veces sin saber su nombre y refiriéndose a ellas como “programas de radio”). Ayudó a su masificación el que muchas personas famosas se sumaran a los ya cientos de podcasters que entregan contenido periódicamente, y productores independientes que se sumaron también a la ola.

Ahora, hay producciones originales en diferentes categorías y temas, para todos los gustos: música, cine, tecnología, cultura y sociedad, salud y hasta aprendizaje de idiomas extranjeros. También, en México, existen podcasts de entidades gubernamentales, empresas comerciales, productores independientes, universidades y escuelas públicas y privadas y por supuesto, aficionados y entusiastas.

Claramente, la industria radiofónica ha encontrado en estos productos multimedia un medio de distribución ideal para sus contenidos, sin la restricción geográfica y de horario que impone el aparato receptor de AM/FM pero, también, sin el modelo de comercialización que por décadas han usado. La verdad es que la versatilidad de los podcasts da para mucho más en ese rubro, pero no se ha explorado o explotado tanto en México.

Otros países han crecido consistentemente en su consumo: los estudios anuales de Edison Research en Estados Unidos muestran que los escuchas de podcasts crecen de 24% a 26% año contra año. No solo en ese país, sino en otros de habla inglesa, se identifica ya la palabra como una categoría entre los escuchas de audio sobre demanda, al grado que Spotify (el servicio de streaming de música) ha apostado por ellos y los ha incluido como parte relevante de su estrategia de crecimiento.

Al haber comprado un par de compañías que se dedican a la creación y distribución de podcasts, Spotify también está impulsando el crecimiento de este sector. Asimismo, las convenciones y exposiciones de podcasters (que llevan ya varios años de existir a nivel internacional) cada vez son concurridas por más personas y, de hecho, ya se organizan concursos para podcasts latinos y en español, en Estados Unidos y en España.

La versatilidad de este producto le permite a sus escuchas disfrutar de contenidos de audio en donde quieran (en el transporte público, en la regadera, frente a la computadora, en el auto, al hacer ejercicio), al ritmo que quieran, y de manera gratuita. A los creadores de contenido les proporciona una audiencia global inmensa, con diferentes opciones de monetización si así lo desean.

Los anunciantes ven en esto una nueva y creciente veta de publicidad y mercadotecnia, gracias a que el medio de distribución es internet, sitio donde todo se puede medir. Asimismo, cada vez hay más hispanos consumiendo este tipo de audios, debido a que se encuentran en diversas plataformas…

El podcasting o podcast es una publicación digital periódica en audio, que se puede descargar de Internet. Su nombre proviene de “iPod” y “broadcast”, ya que antes, los podcast se escuchaban en los iPod a través de iTunes.

Desde los inicios del podcasting en México han existido productores independientes, entre ellos destacan Disruptivo, Así Como Suena, Punto Primario o Podcastería, por ejemplo.

¿Se puede vivir de esto?

Cuando se habla de monetización, es pertinente preguntar: ¿puede alguien vivir de su podcast? En países en los que estos audios gozan de más popularidad, hay quienes lo logran. En México, es difícil. Entre las variables a considerar están las que incluyen el contenido y la popularidad de sus creadores. Es decir, si una persona que ya es famosa en los medios tradicionales decide hacer un podcast (y el contenido es bueno), puede tener el éxito asegurado, por lo menos en número de descargas.

A alguien que empieza le tomará más tiempo llegar a un nivel de popularidad tal que le permita cobrar por su contenido. El modelo de negocio que impera es el de la radio, es decir, el escucha (“podescucha”, para distinguir) no tiene que pagar por obtener el contenido, pero está expuesto a escuchar anuncios comerciales. Entonces, lo que se requiere es obtener patrocinadores, que se encarguen de pagar por anunciarse, idealmente, sin tener influencia alguna en el contenido.

Fernando Benavides, director de Galgódromo y fundador de Dixo, con más de 10 años creando podcasts, opina que en México “nadie ha generado dinero del podcast de una manera interesante. La idea genérica es que una empresa pague un patrocinio pero, cada vez es más difícil, y siempre ha sido complicado. Inclusive, en años recientes, hasta antes del actual resurgimiento de los podcasts, el medio estaba muy vivo a nivel creador pero muy muerto a nivel de patrocinio”, dijo el experto.

Otra alternativa para que los creadores obtengan remuneración económica es a través de donaciones de los “podescuchas” a través de servicios específicos como Patreon o con programas de plataformas como iVoox. Ahora que Spotify ofrece podcasts además de música, existe la posibilidad de que pague a los creadores por la reproducción de sus contenidos, de la misma manera que paga a los artistas por la reproducción de su música.

De acuerdo con reportes de Fortune, la industria del podcasting en Estados Unidos generó 314 millones en publicidad en 2017, mientras que, en China, con un modelo de negocio por suscripción, “un podcaster con 250 mil podescuchas puede ganar ocho millones de dólares al año”.

De los podcasts más populares al inicio del movimiento en México, todavía se encuentran los episodios de Olallo Rubio en internet. Productoras comerciales como Dixo han sobrevivido, con ofertas de contenido que se han ido modificando a través de los años. Entre otros “viejos” jugadores, actualmente están vigentes proyectos como Convoy, Galgódromo y Puentes, con modelos de negocio variados, con una participación activa de los “podescuchas”.

Cómo hacer tu primer PODCAST

Hacer y mantener un podcast puede costar mucho dinero si usas equipo costoso y tienes millones de descargas, pero puedes empezar uno con un presupuesto mínimo y servicios gratuitos. Tu propio teléfono móvil puede ser el inicio del camino para tener una audiencia potencialmente global. Si estás interesado en realizar tus primeros experimentos, hay dos apps para Android y iPhone que te permiten grabar y publicar un podcast sin trámites ni complicaciones: Anchor (en inglés) y Juum (en español ¡y es mexicana”). Solo tienes que registrarte, escoger el nombre y tema de tu podcast y ¡a grabar! Ellos se encargan de hospedar el audio y ponerlo a disposición del mundo entero, sin que tengas que pagar un peso ni comprometerte a nada.

Por otro lado, si estás planeando hacer un podcast como parte de una estrategia de marca personal o para una empresa, tendrás que invertir en un dominio (por ejemplo, podcastdeproducto.com) y buscar un servicio de hospedaje. Esto con el objetivo de tener control de tus contenidos. Además de la producción del audio, tendrás que planear la distribución. Puedes apoyarte en compañías con planes gratuitos, como en Whooshkaa. El paso final es enviar tu producto a directorios como el de Apple en iTunes, para que sea más fácil encontrarlo.

Para recibir ayuda de parte de la creciente comunidad de podcasters hispanos, puedes ir al sitio de la Union Podcastera, en unionpodcastera.com.

Así puedes encontrarlos

Al día de hoy es muy fácil encontrar podcasts ya sea en las plataformas tradicionales como iTunes/Apple Podcasts y Stitcher, o en nuevas como Spotify o Google Podcasts. Para audios en español, iVoox ha amasado una cantidad importante de “podescuchas”, pero es posible también encontrarlos en redes sociales y YouTube. Esta última opción, sin embargo, no ofrece la categorización del contenido que sí encontramos en las plataformas de audio. Las apps más populares de podcasts ofrecen también sus propios directorios, aunque la mayoría se basan en el contenido de iTunes, que fue de los primeros bastiones de distribución de esto.

Las diversas aplicaciones disponibles hacen que nada sea más sencillo que instalar una en tu teléfono, escoger los programas que quieras escuchar, y recibirlos de manera automática cada que haya un episodio nuevo. Para Android existen decenas, incluyendo el propio Google Podcasts, pero las más utilizadas y eficientes son Player FM, Podcast Addict, Castbox y Pocket Casts. Para iOS, que tiene su propia app, Apple Podcasts, también son eficaces Overcast, Castro 2 y Pocket Casts.

Las estadísticas nos muestran claramente que las audiencias móviles son las que más consumen podcasts, pero el surgimiento de las bocinas inteligentes ha traído un nuevo público a la contienda. Ahora es más sencillo escuchar un podcast, pues basta con pedirle a tu bocina más cercana que lo reproduzca, de manera aleatoria o una selección específica, gracias a los asistentes digitales como Alexa o Google Assistant, que desde el año pasado empezaron a funcionar en español.

El truco más valioso al escuchar estos audios

Una vez que te atrapan los podcasts y te conviertes en “podescucha” profesional, necesitas una manera simple de administrar tus programas favoritos.

Las apps que te ayudan a manejar las suscripciones en tu móvil o en tu computadora (también conocidas como “podcatchers”) serán de gran ayuda para avisarte cuando hay un nuevo episodio, descargar los archivos cuando te conectes a una red Wi-Fi, y borrar/almacenar los episodios que ya hayas escuchado. Pero quizás la función más útil que te dan estas apps es la posibilidad de guardar el punto exacto en que dejaste de escuchar, si tienes que detenerlo.

Texto: El Universal
Fotos: El Universal / Cortesía

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