Rupturas

Por Armando Escalante 

Estamos tan acostumbrados a que Mérida goce de buenos servicios y de una excelente calidad de vida que cuando vemos que comienzan a perderse algunos de nuestros orgullos y logros como ciudad, por la tolerancia de las autoridades, nos enojamos mucho.

Hoy vemos que ilegalmente se le permite a un inversionista cobrar en un estacionamiento de un nuevo edificio que conjunta a los negocios más “nice” de la urbe, en un ambiente músico-cultural peligrosamente ligado a las autoridades, yendo en contra de una disposición que nos diferenciaba de otras ciudades.

No es el mismo caso de otro hotel cercano donde el mismo empresario también cobra desde años atrás, la entrada a un estacionamiento, con la prerrogativa de descontar dos horas si había consumo en algunos de sus establecimientos. No obstante, por ese motivo, miles de meridanos no acuden a ese lugar, lo cual contribuyó a que recientemente cierre uno de sus restaurantes más antiguos. Y si no queremos que las demás plazas cobren, recomiendo a todos no acudir a ese nuevo centro comercial con hotel incluido de la calle 60 con 35, en tanto persista el cobro del estacionamiento y ni siquiera “pararse” a la vuelta.

Con esta presión externa de los grandes capitales, evidentemente los bonos de confianza dados a la autoridad comienzan a perderse en la ciudad y difícilmente miles de meridanos refrenden su preferencia si esto continúa así. El rompimiento del marco legal, pero más aún, la componenda al poderoso, el favor al amigo financiero, el hacerse de la vista gorda a ver si los meridanos nos dejamos, pueden alejar a los ciudadanos y hacer perder votantes a sus autoridades.

Ya se rompió la regla de que en Paseo de Montejo no hubiera puestos de fritangas y venta de perros calientes, marquesitas, salvo a los dos “dogueros” de la calle 37, que eran los únicos autorizados (kalimán) 30 años atrás, y no había un solo carro ambulante en toda esa arteria. Comienzan a proliferar esos giros misteriosamente, sin que los ciudadanos sepamos por qué del cambio de una buena disposición. ¿Por qué retrocedemos?

Ya se rompió la regla de que no hubiera sillas y mesas con logotipos de firmas refresqueras y cerveceras, afeando las banquetas de esa hermosa avenida. Hoy vemos que sin ningún pudor, una taqueria en Montejo con calle 35, usa mobiliario con sombrillas publicitarias que en otro tiempo estaba prohibido. ¿Por qué?

Se rompió tambien la regla de que las escarpas del Paseo de Montejo no se usen como estacionamiento, para ir a ciertos negocios y que tampoco sirvan para dejar letreros de todo tipo anunciando “algo”. Difícilmente Mérida pueda sostener, preservar o proteger su belleza, si la autoridad pierde mando y liderazgo siendo permisiva y tolerante con estos ataques, porque detrás de eso, se acaba la legitimidad del gobernante.

El XIX.- En la ciudad de México, se desataron una serie de desmanes causados por mujeres enojadas que protestan por los frecuentes casos de violaciones que sufren. Dañaron en todo lo que quisieron con pintura en aerosol -por ahora-, el Ángel de la Independencia dejándolo todo pintarrajeado. Costará mucho dinero recuperar esa obra, pero si con eso se van acabar las muertes de mujeres, todos estamos de acuerdo con que incluso lo derriben, si así lo quieren. Ahora que si deteriorando oficinas, paraderos, mobiliario de la ciudad, monumentos y demás, no se terminan esos delitos, no veo por qué fastidiar al pueblo mismo y romper lo que es de todos.

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