Se trata de ver “Quien la tiene más grande”

Se llevó a cabo la inauguración de la temporada del Coliseo Yucatán, en un hecho histórico pues es la primera vez, desde la existencia del Circo Teatro Yucateco, que existen dos empresas en dos Plazas de Toros de  Primera compitiendo por la preferencia de la afición yucateca. Y si bien La Mérida tiene la solera…el Coliseo tiene el dinero.

 Se respiraba un ambiente extraño, no de animadversión, sino de expectativa. No por la actuación de Andrés Roca Rey sino por la situación como un todo.

 Dos plazas en una ciudad que difícilmente sostiene una. Dos empresas que, en lugar de hacer sinergia, se enfrentan de manera frontal. Como diciendo “A ver quien la tiene más grande”. Un asunto de niños. ¡Ah! ¡Pero si de feudos infantiles está lleno el mundo de los toros! Y sinceramente, con lo intragables que somos los taurinos…pues no veo conciliación en el horizonte.

 La parte difícil la lleva, como siempre, la afición. Sinceramente Pablo Moreno y el “Negro” Montaño creen que los aficionados pueden asistir a dos corridas en menos de diez días. Porque ellos son ricos. Lo son; más Pablo que el “Negro”, pero ricos a final de cuenta. Muy ricos.

 

¿Y el aficionado de apie? Aquel que tiene que desembolsar 2 mil pesos en menos de 10 días para poder asistir a ambos festejos…él (o ella) que se joda. Ese es el mensaje. Detrás de toda la perorata de ambos empresarios respecto a rescatar la fiesta, su mensaje es claro: El aficionado nos vale madre. Eso pasa con los poderosos y adinerados. ¿Les mencioné que ambos empresarios son ricos? ¿Muy ricos?.

 Pero todo lo anterior será charla de otra ocasión. Aunque hay que decir que el enfrentamiento es frontal. El dinero envilece.

 También es importante mencionar que ambas empresas planean dar corridas el 1º de enero. La empresa del “Negro” Montaño dará la tradicional de rejones en la Plaza de toros Mérida y la empresa de Pablo Moreno dará una corrida (Porque no es tradición dar esa corrida) el mismo día en Motúl. ¿Mi pronóstico? Pues mi pronóstico es que probablemente me iré a Playa del Carmen porque sinceramente los caballitos no son lo mío. Pero, si usted, aficionado, desea asistir, pues el dilema es suyo. A mi no me meta. Aunque, a menos que el Coliseo Anuncie a Diego Ventura el 1º de enero, me parece que la dupla Rodrigo Santos/Emiliano Gamero es difícil de superar en el mundo del rejoneo.

 

De la corrida de Motúl sólo sabemos que vendrá Jorge Hernández, quien no tiene la fuerza en taquilla para hacernos manejar 40 kilómetros hasta Motúl. Pero como le decía, yo, como hijo del proletariado yucateco, estaré en Playa del Carmen tomándome unas merecidas vacaciones y probablemente una margarita.

 Y me queda claro que no es una cuestión de negocios, porque el Coliseo acusó mucho cemento este domingo (es decir, poca sistencia), menos del que yo esperaba, pero aun demasiado como para llamarlo negocio. Y creo sinceramente que así será el 1º de enero. A menos que Pablo Moreno se saque a Pablo Hermoso de la manga, difícil veo que la corrida de Motúl pueda ser un éxito. Mi predicción es que la Plaza Mérida se llenará a reventar como cada 1º de enero y la Plaza de Motúl tendrá una entrada “discreta”.

 Entonces viene la pregunta obligada: Si no es negocio ¿De que se trata? Pues simple, de ver quien la tiene más grande.

 El problema es que los susodichos no han caído en cuenta de algo: no es el tamaño, es saber usarla y en mi opinión, ambos son precoces pensadores.

 

Pero no malpiense, mi querido lector, me refiero a la cartera, nada más.

 

Ahora si, disculpando lo corriente de la analogía anterior, al toro.

 Se presentó Andrés Roca Rey quien está, no sólo llamado, sino obligado a ser figura del toreo. Alternó con un Octavio García que toreó como los grandes y un Arturo Macías que se ha quedado en una tauromaquia de espectáculo y cero profundidad. A continuación, lo sucedido toro a toro.

 Abrió plaza Perlito de Rancho Seco, marcado con el No. 146 con 588 kg. El toro mejor hecho de la corrida y en mi opinión, el mejor presentado. Ni excesivo ni discreto sino justo, no de “apenas” sino de “correcto”. Un toro que no terminó de romper, no pasó completo y que, en opinión generalizada, había que torearlo cruzado. Sin embargo, que se dejó consentir en pasajes interesantes a media altura de un Arturo que no termino de entender a su compañero de faena.

 

Peor por la izquierda, Perlito resultó protestón y rebrincado. Ante un Cejas empeñoso que no logró cumplir las expectativas de las palmas que recibió como voto de confianza tras brindar al público la faena. Tras rajarse el toro y pinchar en la suerte contraria, deja media estocada poco efectiva. El toro cae tras una larga labor de enterramiento y se acababa, así, el primer capítulo de la tarde. Palmas cariñosas.

 

Bandolero,No. 164 de Rancho Seco con 486 kg fue el primero del lote de Octavio García “El Payo”. Un toro con una considerable falta de trapío. Anovillado, mal construido, feo en general…y sospechosamente ligero.  Sin embargo todo eso lo olvida el público una vez que un toro tumba a un picador y éste fue el caso.

 Un Payo visiblemente disminuido en la cuestión física nos regaló una faena inventada. Porque el toro no la tenía. Payo entendió al de Rancho Seco como si hablasen el mismo idioma. Se acoplaron toro y torero en 6 series que fueron in crescendo para culminar con una profunda serie de 6 pases por derecha que arrancaron los olé más sentidos de la tarde. Lamentablemente, ante las condiciones físicas que enfrenta el matador en su convalecencia, falló 6 veces con el acero para finalmente dejar una estocada que, de haberla dejado en el primer viaje, le hubiese valido una oreja de mucho peso. Palmas.

 Sapito marcado con el No. 198 de Campo Hermoso de 532 kg saltó al ruedo para darle la bienvenida a Roca Rey, un toro con menos cara que el anterior y malhecho porque, ya sabemos que los kilos no son trapío. O ¿acaso usted no ha conocido a una persona gorda, alta y fea? Andrés lo recibió por elegantísimos delantales en los medios, donde llevó a cabo toda la faena. Ahí donde pesan más los toros. Donde se piden los papeles. Donde los niños se convierten en hombres y los hombres en dioses. Tras ser perfectamente picado y haber derribado al picador (una constante en la tarde), Roca Rey midió por lentísimas tafalleras al de Campo Hermoso y por un momento pareció detener el tiempo.

 Sin embargo este era el principio. Tras una ejemplar actuación en banderillas de su cuadrilla, comenzó por estatuarios en el tercio para llevar a su compañero a los medios de nuevo, al que toreó por derecha con temple y profundidad para después repetir con la izquierda en tres series consecutivas de las cuales la segunda fue particularmente bella. Extrayendo una por una las embestidas del toro fue construyendo una faena cerebral, estructurada, de ciencia taurina si me lo permite.

 

Dosantinas y naturales concluyeron la faena y una estocada entera ligeramente delantera fue la rúbrica. Una Oreja.

 Queretano marcado con el No. 166 de Campo Hermoso con 480 kg fue el segundo del lote de Macías, de presentación apenas pasable, con mucho más cara que los dos anteriores. Un Cejas más que dispuesto le recibió por largas de rodillas y arrebatadas verónicas. Tras ser picado sin incidentes, Un quite por Gahoneras metió al público en la muleta. Tras pasarlo con dos pares y brindar al público, comenzó por pases genuflexos que deterioraron en un toreo de rodillas que no me gusta. Ni en él, ni en Talavante ni en nadie. Diga “No” al toreo de rodillas. Déjelo para los toreros sin recursos. Déjelo para Antonio García, MartinezVertiz y ese “grupo”. Usted, Arturo, es un torero de primera línea. No caiga en esas bajezas.

 Una faena que degeneró en circo, con el matador pidiendo música y el respetable pitando al matador, no a la banda como algunos neófitos pensaron. Pedir que suene la música es como pedir aplausos. Es patético. La música, si la hubiera, sería un premio. Y créanme, tras 20 años en los escenarios, he aprendido que el aplauso se gana, no se pide…y la música también.

 Nada interesante al respecto, el toro se rajó y el cejas volvió a las rodillas ante el reclamo del respetable. Un desplante, una estocada tendida y Queretano pastaba en el cielo de los toros. Silencio.

 ¿Valentía? Mucha. ¿Arte? Ninguno.

 Apareció “Lobito” por la puerta de toriles, marcado con el No. 178 y con 520 kg. Un cárdeno que por la pinta parecía un tren. Aplaudido de salida fue recibido por Payo con mecidas verónicas que arrancaron olés del multicéfalo. Tras no ser picado y derribar al picador en turno, fue picado en contraquerencia por el guardapuerta.

 Pasado con 4 banderillas en tres turnos, un toro tardo al que Payo pudo haberle arrancado dos orejas. Pero el cuerpo es el cuerpo y cuando una anda convaleciente, el cuerpo te puede jugar malas pasadas. Sin embargo lo corto de la faena no le quita el mérito artístico. Payo está toreando mejor que nunca. Mejor que muchos. Pero la espada está ausente. Grandes faenas se han diluido en la pesadilla de un pinchazo y ésta fue una de ellas. Breve pero profunda, 6 series, dos de ellas en redondo, generaron los suspiros más honestos del público. Se respiró el toreo de Payo. Pero la espada atravesada en una fea estampa y el posterior derrame tras la segunda estocada le valieron muy sonados reclamos del público, que poco conoce de la salud del artista y poco le interesa. Pitos.

 Berrinche (Como el de los empresarios Pablo Moreno, El Negro Montaño, Mario Zulaica, Tito Basulto, Arturo Gilio y Alberto Hagar) se hizo presente en el ruedo, marcado con el No. 172 y el hierro de Rancho Seco. 500 kg en su haber y una sosería de libro.

  Roca Rey, empeñoso, recibió por verónicas muy rotas. Picado de “pasadita” y probado en quites por chicuelinas, Roca Rey le procuró faena a un toro que tampoco la tenía. Estuvo firme, en el sitio, entendiendo y observando a su compañero que, en este caso, no colaboró con él.

 Saco agua de las piedras por derecha y luego por izquierda ante un toro que era descastado y sin clase alguna. Algo así como la tía, esposa de algún hermano de nuestros padres, que no encaja al 100% en las reuniones familiares. Vulgar, por decir lo menos.

 Sin embargo la clase que al Berrinche le faltó, le sobró al peruano que, con determinación de acero, nos enseño su faceta de lidiador. Que espectáculo. Concluyó por manoletinas ajustadísimas y dejó una estocada en todo lo alto que le valieron dos orejas, excesivas a mi juicio, pero no seré yo el que demerite su triunfo. Dos Orejas.

 Roca Rey está obligado a ser figura. Creo que el Juli ha encontrado a su relevo.

 De la comisión y el Juez hay que decir que, salvo por 3 de los 6 toros, que eran impasables por cuestiones de trapío, han actuado bien. Se rumora que la regiduría los ha metido en cintura. Bien, ya era hora.

 Del berrinche, no me queda más por decir que si todos jalamos parejo…¿Sabe qué? Para que me desgasto. Finalmente la naturaleza de los berrinches es que no obedecen a la razón. Y cuando el dinero no es problema, el berrinche puede ser mucho, muy largo.

Marco Bastarrachea.

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Tarde de toros en el Coliseo Yucatán. ¼ de Plaza.

3 de Rancho Seco/3 de Campo Hermoso. De escasa presentación el 2º, 3º y 6º.

Arturo Macías “el Cejas”. Purísima y Oro. Palmas y Silencio.

Arturo García “el Payo”. Obispo y Azabache. Palmas y Pitos.

Andrés Roca Rey. Grana y Oro. Oreja y Dos Orejas.

 

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