Segunda Plana

LAS PRESIONES CRECEN en torno a Andrés Manuel López Obrador, quien aunque ahora trata de escurrir el bulto ya no puede quitarse de encima la censura de la Iniciativa Privada mexicana, a la cual ofendió en una entrevista ampliamente televisada, acusando a sus integrantes, y sobre todo a sus líderes, de impedir que haya democracia en el país y colaborar para que se realicen los fraudes electorales. “Se sienten los dueños de México. Tienen confiscadas a las instituciones”, dijo en referencia a los empresarios. “El gobierno está secuestrado por esta minoría rapaz”, agregó el tabasqueño, quien después de sembrar los vientos de la confrontación, ahora cosecha las tempestades, los llamados de prominentes personajes que crean empresas y empleos, y que desconfían de cómo se comportaría AMLO si fuese Presidente; y si ya tenían dudas de cómo actuaría, ahora han cerrado filas para manifestar abiertamente su apoyo al abanderado del PRI-PVEM-Nueva Alianza, quien sí les inspira confianza. A ver qué pasa el 1 de julio.

AUNQUE LO NIEGUEN muchos, los debates entre candidatos a un mismo puesto, sea la Presidencia de la República o la gubernatura del estado, influyen notoriamente en la inclinación de los ciudadanos hacia uno u otro aspirante. Los debates son herramienta beneficiosa para la ciudadanía, que puede observar y analizar lo que hacen y dicen los participantes, y con base en sus percepciones y el análisis que hagan los medios periodísticos, puede decidir mejor por quién votar. Un desliz, un error, una falla en la estrategia puede representarles la pérdida de miles de votos a cada uno de los candidatos que debaten. Quizás conscientes de ese riesgo, al menos dos aspirantes a los puestos más importantes que estarán en juego en esa fecha declinaron participar anteayer en encuentros en los que tendrían que exponer sus propuestas y rebatir críticas. Es probable que al rehuir el debate esos cautelosos abanderados creyeran que así no sufrirían daño, pero según las reacciones que se vieron en las redes sociales ocurrió todo lo contrario: el que no fue no sólo quedó a merced de los que sí asistieron, sino además sujeto a la censura pública. Que sirva como lección.

Por Gínder Peraza

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