Segunda Plana

LA NOTICIA DE alcance nacional más comentada de ayer fue sin duda la renuncia de Margarita Zavala a la carrera hacia la Presidencia. El debate generado se centró en qué partido o candidato se beneficiaría atrayendo los votos que iban a ser para la esposa de Felipe Calderón. El PAN salió a decir que esos votos serían para los candidatos blanquiazules, pues los seguidores de Margarita verían naturalmente como su segunda opción al partido que dejaron, y sería así sin discusión si no fuese porque, como en el amor, en la política la fidelidad y el cariño se trocan fácilmente en traición y odio porque en ambos domina la pasión. Por otro lado, ¿cuánta intención de voto se le daba a Zavala? ¿Un 5 ó un 7%? El impacto de su salida sería entonces mínimo a menos que entre el primero y segundo lugares de la contienda haya un empate técnico, con una diferencia de votos de menos de 5%. Sin embargo, para bien o para mal el puntero, AMLO, tiene más de 10 puntos de ventaja según diversas encuestas. ¿Cómo lo ve usted?

EN LAS VIEJAS películas de lucha libre solía aparecer un aficionado que gritaba con voz aguardentosa una frase que muchos recordamos: “¡Quiero ver sangreeeeee!”. No le bastaba la lucha en sí, y quería más violencia. Podría hacerse un símil con quienes piden guerra sucia en los encuentros entre candidatos, y se quejan de aburrimiento si no hay ataques personales, sino sólo exposición de proyectos y propuestas. Ya hemos señalado que la guerra sucia puede ponerles sabor a los debates e incluso servir para revelar datos o situaciones que deban tomar en cuenta los votantes. Pero sería difícil incluso para el tipo de fanáticos que mencionamos al principio negar que lo más importante es conocer de los candidatos las intenciones que tienen, los compromisos que están dispuestos a asumir públicamente y cuán abiertos están a escuchar siempre la voz de los ciudadanos. En cuanto a violencia, se puede consultar en internet la noticia que incluye este párrafo: “De septiembre de 2017, mes en el que arrancó el proceso electoral, a la fecha, fueron asesinados 58 políticos (otros dicen que son 90), entre alcaldes, diputados y aspirantes a un cargo de elección popular”.

Por Gínder Peraza

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