SEGUNDA PLANA // LA COLUMNA

El verbo cabildear suele entenderse como sinónimo de negociación, lo cual no es del todo incorrecto, siempre y cuando no se pierda de vista su principal significado: presionar a quienes toman decisiones en el gobierno para que éstas beneficien al que insiste o presiona. Precisamente, eso es lo que ayer, en todo su derecho (se equivoca quien afirma que el cabildeo se reduce a burdos actos de corrupción) la Asociación Mexicana de Hoteles de Yucatán ha comenzado a hacer: cabildear con la finalidad de que la nueva línea ferroviaria que el virtual presidente electo propone desde Cancún hasta Palenque incluya ciudades claves del turismo peninsular, tales como Valladolid, Izamal, Mérida y Campeche. Ciertamente, la propuesta de la agrupación local presenta un proyecto muy distinto al que López Obrador busca concretar y que empuja a una natural incredulidad, no obstante, valdría la pena que todas las fuerzas y sectores –incluso los antagónicos– se unan para empujar este deseo de los hoteleros, que traerá con toda seguridad enormes beneficios a todos. ¿Y si hacemos de esta nueva propuesta una nueva bandera que todos los sectores, incluidos partidos políticos, icen como propia? ¿A quién no le conviene que a Yucatán le vaya mejor?

 

No será una nota que ocupe primeras planas en los periódicos del mundo, pero es, sin lugar a dudas, una información para reflexionar. En Francia, a partir de una promesa de campaña de Emmanuel Macron, fue aprobada una ley que prohibe el uso de celulares en escuelas primarias. Ciertamente, la iniciativa promulgada deja a criterio de las instituciones en qué grado aplicar esta medida e incluso abre la posibilidad de que dispositivos sean utilizados en dichos espacios bajo condiciones que los propios directivos establezcan. No obstante, más allá de su aplicación, la ley, y las autoridades francesas que la han aprobado, reconocen lo que muchos insisten en ignorar: los dispositivos electrónicos están afectando nuestra interacción con el mundo y es esencial reflexionar sobre este cambio para regular la relación que tenemos con éstos. Por supuesto, las prohibiciones no suelen ser opciones agradables, pero a veces pueden ser las únicas si lo que se desea es recuperar el control.

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