SEGUNDA PLANA // LA COLUMNA

El precio del pasaje de transporte público siempre ha sido un tema muy espinoso de tocar para las autoridades porque siempre llevan las de perder, ya que por un lado se encuentra la población usuaria que toma de dos a tres camiones para trasladarse a su centro laboral, y por el otro los empresarios que ponen su dinero para otorgar el servicio. Si la autoridad decide conceder un aumento al pasaje, el malestar de la población será enorme y con justa razón, ya que se trata de un servicio de primera necesidad que tienen que utilizar muchas veces al día, por lo que representa un golpe a su economía.
Incluso los políticos tienen como norma no hacer cambios en el transporte en periodo electoral ya que eso los puede llevar incluso a perder una elección.
Pero por otro lado tenemos a los concesionarios, a quienes la historia nos ha enseñado a no hacerlos enojar por ninguna razón, ya que pueden convertir la ciudad en un verdadero caos (literal), y si no recordemos lo que pasó cuando Ana Rosa Payán se atrevió a cambiar las rutas y los sacó del Centro Histórico. La historia ya todos la conocen. ¿Qué es mejor? ¿Hacer enojar al usuario o a los concesionarios? Compadezco a quien le corresponda tomar la decisión en el Gobierno del Estado…

HOY TAMBIÉN TENEMOS dentro de nuestras páginas, de la mano del reportero Manuel Pool, otro de esos temas polémicos que son sensibles para la sociedad, como es la religión, ya que ocho agrupaciones religiosas, entre las que se encuentran la Iglesia Católica, decidieron levantar la voz y unirse para pedir que se acabe la intolerancia en contra de ellas.
Es importante señalar que a pesar de que hablan principalmente de los ataques que han recibido en estados como Chiapas, Guerrero, Oaxaca o Michoacán, también se toman el tiempo para condenar aquellos sitios en donde hablar de religión o de Dios se ha vuelto un tabú, como es el caso de los colegios o de las instituciones públicas.
Es increíble que estando en pleno siglo XXI (el de los derechos para todos), las religiones ahora tengan que pedir que se respete la libertad que tenemos todos para hablar de nuestras creencias en público sin ser objetos de burla. En algunos temas parece que vamos para atrás…

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