Por Yoisi Moguel
La contingencia por el COVID-19 fue un termómetro que midió la honestidad y transparencia de los yucatecos con el programa de Seguro de Desempleo que puso en función el gobierno del estado, para apoyar a quienes se quedaron sin trabajo o cerraron sus pequeños negocios, formal o informal.
Con la confianza a la palabra, el gobierno estatal emitió la convocatoria para que los interesados se inscribieran en línea.
De acuerdo con la propia autoridad estatal, fueron más de 68 mil personas que se registraron para acceder al apoyo económico de 2 mil 500 pesos mensuales, en abril y mayo, de los cuales solo salieron beneficiados 46 mil 800.
Sin embargo, luego de darse a conocer la lista de quienes fueron seleccionados para tal apoyo, se inició una serie de acusaciones, vía redes sociales, donde se señalaba que gente económicamente bien, con trabajo, beneficiarios de otro tipo de apoyo del gobierno federal, funcionarios municipales y federales, estaban incluidos entre los “agraciados” para recibir, durante dos meses, 5 mil pesos.
Con esta situación, el gobierno del estado tuvo que corregir sobre la marcha, pues durante la semana del 20 al 24 de abril implementó un ejército de decenas de funcionarios estatales que recorrieron Mérida y el interior del estado para llevar a los domicilios de los yucatecos beneficiados su apoyo del Seguro de Desempleo.
Ante las denuncias públicas el gobernador tomó la decisión de eliminar a aquellos que fueron señalados por la propia sociedad e implementar otros filtros para ratificar si los seleccionados cumplían los requisitos emitidos en la convocatoria del programa.
Con esta acción emergente se demostró, una vez más, que una parte de la sociedad no tiene la honestidad y transparencia para actuar, y se aprovechan de sus posiciones para perjudicar a quienes realmente necesitan los apoyos que el gobierno implementó para aquellas personas o familias que están en crisis por la contingencia sanitaria del COVID-19.
Este tipo de acciones evita que logremos el cambio como sociedad solidaria, honesta y confiable, a la vez que llevan a los gobiernos de los tres niveles a colocar una serie de filtros y candados en los programas que implementan, de lo cual muchos se quejan.
