Decenas de miles de personas reiteraron ayer en Barcelona, tras dos semanas de protestas, su rechazo a la condena a los líderes del procés. La Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural reunieron a un centenar de entidades y a 350,000 personas, según la Guardia Urbana. En un contexto de división entre los partidos separatistas, que han dejado que el pulso se libre en la calle, los organizadores han celebrado que se mantenga “la movilización permanente”, pese a ser la cifra más baja de asistentes a las grandes marchas soberanistas en los últimos ocho años.
La manifestación de ayer, en la calle Marina de Barcelona, culminó dos semanas de intensas protestas que empezaron tras la sentencia del Tribunal Supremo, incluidas una convocatoria de huelga general y varias noches de violentos disturbios en las calles.
Durante toda la jornada, los partidos políticos y las entidades independentistas han escenificado la búsqueda de la unidad en el rechazo a la sentencia. Por la mañana, las instituciones catalanas, en un encuentro con 800 alcaldes, han hecho una demostración de fuerza, encabezadas por el presidente de la Generalitat, Quim Torra. Por la tarde, las entidades y asociaciones han ideado un lema amplio y una marcha “inclusiva”, y han invitado también a asociaciones no independentistas para mostrar que la movilización sigue en la calle y para pedir la libertad de los presos. Al inicio de la marcha, Torra aseguró que trabajará para “ejercer el derecho de la autodeterminación”.
Al finalizar la manifestación, muchos de los participantes se han dirigido al que precisamente ha sido el epicentro de los disturbios de los últimos días. Una concentración convocada por los CDR frente a la Jefatura de la Policía Nacional, en Via Laietana, ha reunido a miles de personas. Los concentrados lanzaron pelotas de goma y otros objetos a la policía para protestar contra las detenciones y las cargas de las fuerzas de seguridad. Los lanzamientos provocaron momentos de tensión con los agentes antidisturbios.
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