Será Ley

Carol Santana Franco
Twitter @VenusInPiscis

Esta semana, el aborto legal fue aprobado por la cámara de diputados en Argentina. Aunque falta que los senadores la aprueben, a diferencia de otros años, las argentinas tienen la esperanza de que al fin se convierta en ley, ya que la propuesta está apoyada por el presidente Alberto Fernández.

La lucha de las argentinas ha dado la vuelta al mundo y ha inspirado el movimiento de la marea verde que llegó hasta nuestro país. La imagen de “las pibas”, adolescentes y niñas que marchaban en las calles fue un claro ejemplo de cómo las mujeres comienzan a ser más conscientes de la inequidad y de la necesidad de su participación política. Cada vez a una edad más temprana.

Si bien el aborto legal no es una realidad en Argentina todavía, sí representa una gran esperanza para el resto de Latinoamérica y las mujeres que la habitan. En especial este 2020 en donde la violencia se ha incrementado en los hogares debido al encierro ocasionado por el COVID.

Los grupos antiderechos no faltaron, y en la oposición menos. Sin embargo, a diferencia de sus opiniones, los argumentos en favor de la legalización de la interrupción del embarazo están pensados en la seguridad de las mujeres, y en la creencia de que deben de ser autónomas y decidir sobre su propio cuerpo.

Este primer paso resulta esperanzador para países como México, en donde las creencias religiosas han impedido que el aborto legal sea una realidad en todo el país. Aún cuando nuestro país sea un Estado laico, el aborto sigue siendo considerado como un pecado. Y esta razón sigue siendo relevante para muchos de nuestros representantes conservadores. Quienes no se preocupan por las ciudadanas ni por sus vidas.

Rumbo hacia el cierre del 2020 y con la vacuna del COVID en camino, la pandemia no puede seguir siendo un pretexto para ignorar el incremento de la violencia en los hogares, y menos en lugares como Mérida en donde los feminicidios ni siquiera fueron abordados como un problema grave.

Mientras sigamos pensando que los problemas de género —y en especial la violencia que sufren las mujeres— no son problemas serios o importantes, nos seguiremos quedando cortos y sin respuestas ante la violencia. Seguiremos perdiendo a mujeres valiosas a manos de sus violentadores.

Esperamos que Argentina se convierta en un precedente para toda América Latina y al fin podamos hacerle justicia a todas las mujeres que fueron señaladas, encarceladas o perecieron ante tomar una decisión sobre su propio cuerpo. Ya es hora.

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