Sobrevivir a la familia política

René Emir Buenfil Viera
psicrenebuenfil@gmail.com

Aceptando el hecho de que “no somos monedita de oro, pa’ caerles bien a todos (as)”, muchas veces las relaciones con nuestra familia política pudieran estar plagadas de prejuicios y malos entendidos, o emociones negativas reales que pueden dificultar la comunicación o podemos desear poner distancia o de plano alejarnos completamente, aquí te dejo algunas preguntas:

1. ¿Para qué te compras pleitos ajenos? Si antes de que entraras a la vida de tu pareja y su familia ya habían rivalidades, rencores y luchas de poder, déjales que se las arreglen, no necesitan tu ayuda. Siempre tendrás opiniones, si te las piden, ten la libertad de decirlas, pero si no fue en tu año, que no te haga daño. Señala bien tus lealtades a las personas que te quieran realmente, pero tampoco te enfermes con calenturas ajenas. Confía en tus instintos, la buena vibra se siente, para que haya una pelea tienen que haber dos.

2. ¿Vale la pena adaptarse para convivir? Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre. Encuentra las situaciones que puedes tolerar, pero tampoco te tienes que incomodar ni pararte de cabeza para que las demás personas estén contentas, y mucho menos si tu salud mental se pone en juego. Ten en cuenta que las familias cambian y tú también, igual y antes te adaptabas a algunas cosas y hoy ya no van contigo, y eso es válido, lo puedes decir con amabilidad, lo cortés no quita lo valiente. 

3. ¿Cuáles son los límites más sanos? Quizá se te dificulta ponerle límites a las personas y cuando te das cuenta ya se metieron hasta la cocina, o igual y empezaste a hacer cosas por buena onda y ahora son obligación, planea ir dando pasos para atrás a tu ritmo y a tus tiempos hasta que encuentras una distancia que te sea cómoda, y ahí pintas tu raya. Sí, muchas personas van a estar en contra de que cambies, pero son las que se beneficiaban de que no pusieras límites sanos y bien pueden adaptarse a quién eres hoy.

4. ¿Tienen que estar de acuerdo en todo? Hay valores que para ti no son negociables, ahí están tus límites, aun así puedes respetar que tu familia política tiene otra escala de valores, costumbres y visión del mundo, ellos (as) no te tienen que cambiar a ti ni tú a ellos (as), pero sí puede haber una influencia mutua producto de la convivencia. Conviene aprender la diferencia entre opinión, crítica constructiva, crítica destructiva, y batalla campal. Pueden “acordar no estar de acuerdo” y llevar la fiesta en paz, si quieren.

5. ¿Saben qué es la co-parentalidad? Los problemas sobre la crianza de niñas, niños y adolescentes no se van a resolver hasta que entiendan que son varios (as) adultos (as) que están educando, y lo mejor es ponerse de acuerdo, dejando a un lado las ideas tradicionales de “yo soy la mamá, se hace lo que yo diga” o “yo soy la abuela, yo no educo sino consiento” porque factores económicos y sociales hacen que tus hijos (as) pasen mucho tiempo con otras personas, y por tanto, el diálogo es básico, así le darán una lección a los (as) menores sobre la importancia de la comunicación familiar.

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