Ticul no pierde su encanto y tranquilidad

Una ciudad encantadora es sin duda Ticul, conocida como la “Perla del Sur”, cabecera de uno de los municipios más pujantes en los que la fabricación de zapatos para dama y la alfarería se destacan como las principales actividades económicas de sus habitantes.

Tal es la calidad del calzado y las artesanías de barro que se producen en esta ciudad, que de manera constante llegan compradores mayoristas desde diferentes puntos de la Península, y esto se vuelve un pretexto para disfrutar de la calidez y amabilidad de los habitantes de ésta, que es también cuna de artistas como el cantautor Sergio Esquivel.

A 83 kilómetros de Mérida, la ubicación de Ticul, (que en maya significa “allá quedó asentado”), es estratégica y además de que forma parte de la Ruta de los Conventos, también es el lugar perfecto para hospedarse para recorrer la ruta Puuc de la que forman parte las zonas arqueológicas de Uxmal, Kabah, Sayil, Xlapak, y Labná.

Vale la pena, también darse una vuelta por el Restaurante “El Mirador”, donde además de que podrá disfrutar de exquisita comida regional, como el poc chuc, podrá disfrutar de una espectacular vista de la urbe zapatera, ya que está ubicada en la cima de un pequeño cerro.

Al estar en el centro de la ciudad, le recomendamos que se dé tiempo para escuchar las campanadas del centenario reloj del Palacio Municipal, y mientras tanto se puede refrescar con un sabroso granizado, mientras descansa un momento admirando el kiosko y la singular decoración con monumentales jarrones de barro con pinturas en las que se plasma, por ejemplo, la imagen del Ex Convento de San Antonio de Padua, cuya edificación inició en el año de 1591 y concluyó el 26 de marzo de 1624.

Fue entre los años de 1639 y 1640, cuando Fray Juan Gutiérrez, guardián del convento, puso los cimientos de la nueva iglesia, logrando integrar el convento y complementándolo con el atrio y un huerto. La fachada de la iglesia, que se encuentra frente a la explanada de la Concha Acústica, es sencilla, la puerta principal está enmarcada por de columnas de cantería las cuales sostienen cada una las figuras de San Antonio de Padua, cuya imagen también se encuentra en la ventana del coro en un hermoso vitral. El interior del recinto es sencillo, con paredes y bóvedas lisas en las que destacan pilastras, arcos y molduras de cantería, y en el altar se encuentra la imagen de San Antonio de Padua y otros santos.

A un costado, sobre la avenida principal, llama la atención la presencia en los camellones de una serie de esculturas gigantes que representan a diferentes dioses y guerreros mayas como: el Dios de la Lluvia, El Dios de la Guerra, La Diosa Ixchel de la fertilidad y el Guerrero Jaguar, entre otros. Estas esculturas nos recuerdan nuestro origen y la grandeza de la cultura maya, y son una muestra del sincretismo que se vive hasta nuestros días.

Lo cierto es que “La perla del sur” no pierde su encanto y tranquilidad a pesar de que cada vez tiene más y mejores servicios abriéndose paso hacia la modernidad.

Texto y fotos: Manuel Pool Moguel

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