Todos los días son un reto: padre Raúl Kemp Lozano

El sacerdote ha dedicado toda su vida apostólica a una noble labor: salvar a las familias del alcoholismo de la mano de su institución, el Cottolengo

A DESTACAR El padre Kemp explica que el alcoholismo es un problema circunstancial que arrasa parejo, ricos, pobres, intelectuales e ignorantes; no tiene clases sociales ni religión porque es una enfermedad.

Desde hace 60 años que se ordenó sacerdote, el padre Raúl Ignacio Kemp Lozano ha dedicado su vida apostólica a salvar familias, o al menos, así lo dice el lema de la institución que dirige desde hace 35 años, el Cottolengo Yucatán, A.C., cuya máxima es “salvar un alcohólico, salvar una familia”.

En dicha “Escuela de la Vida”, como también se le conoce, han pasado cerca de mil 900 alcohólicos, según cuenta el eclesiástico, quien además consideró que su trabajo ha estado dedicado a ayudar a los pobres y lo ha hecho levantando centros sociales e iglesias en diferentes colonias la ciudad, por ejemplo El Porvenir, la Miguel Hidalgo, Vergel y San Camilo, por mencionar algunas.

En su trayectoria, el padre entendió que muchas veces la pobreza está estrechamente relacionada con el alcoholismo, por ello, durante su juventud acudió a otra institución que respeta mucho, Alcohólicos Anónimos, A.C., donde conoció el programa que ha utilizado por tantos años en la escuela que dirige pero con un acercamiento más espiritual.

Cuál fue el primer paso para fundar Cottolengo?

Yo fundé el Movimiento Obrero Social (MOS) primero, en ese tiempo trabajaba con los obreros, ahora el MOS es un colegio para hijos de trabajadores, el Colegio Motolinia, pero durante mi trabajo allí también me di cuenta que el problema era el alcoholismo, y mira que tú no puedes empezar una obra si no sabes qué vas a hacer. Para que una obra dé resultado, tú tienes que tener una idea de ¿qué es lo que quieres hacer?, ¿por qué lo quieres hacer? y ¿para quién lo quieres hacer?

¿Qué lo motivó a formar el Cottolengo?

No es levantar nada más así una obra por levantarla; porque me cae bien, porque quiero ayudar, etc. Tienes que conocer el objetivo, los motivos y las razones para empezar una obra que realmente ayude eficaz y adecuadamente a la gente. Ya con mi experiencia con los obreros y en las colonias, conviviendo con la gente, observé que hay mucho alcoholismo y, en mi opinión, el alcoholismo trae mucha pobreza, pues yo soy hijo de alcohólico y en mi casa había muchas necesidades económicas, mi papá es inglés y mi mamá mexicana, pero yo soy yucateco y me di cuenta que traigo por nacimiento y por familia que el alcoholismo genera muchas necesidades y muchos problemas emocionales.

¿Usted cree que el alcoholismo ataca sólo al sector pobre?

El alcoholismo es un problema circunstancial, arrasa parejo, ricos, pobres, intelectuales e ignorantes; no tiene clases sociales, no tiene religión ni títulos, porque es una enfermedad. Yo al principio, pues no sabía que esto era una enfermedad, pensaba que era un vicio, un pecado, algo que ofendía, pero en la medida en que fui conociendo los problemas del pueblo, me di cuenta que soy un ignorante en cuestión de este mal, y por lo tanto, tuve que conocer a Alcohólicos Anónimos (AA) y Al-Anon, en AA te decifran ¿qué es esta enfermedad?¿Por qué bebes? Y en Al-Anon hay familiares que te dicen que el alcohólico es un enfermo como cualquier otro y que para ayudarlo primero debes conocer el padecimiento.

¿Cuáles han sido los retos más grandes en estos años de trabajo?

Todos los días son retos, los alcohólicos son muy difíciles, es una enfermedad muy difícil porque es un padecimiento de emociones; beber y drogarse no es sino una salida a su problema emocional, entonces todos los días, todos los días, entran y salen, entran y salen, o sea no se quedan y es un tratamiento de nueve meses. Entonces, salen unos y entran otros, y es otra vez a empezar, pero cuando estás convencido  y ves los efectos del programa de Cottolengo en la persona, en la familia y en la sociedad, pues sigues trabajando en este campo, ya no hay nada que te obstaculice, ni que te pare.

Ya para concluir, ¿cómo ve a ésta institución sin usted?

Nunca hay que pensar que somos eternos, pero cuando tú dejas un programa, tu dejas un manual, ya estás dejando las herramientas para que esto siga, las rieles ya están puestas, es nada más empujar, porque la carreta ya está hecha, el trabajo ya está hecho, es nada más empujar la carreta, ahora ¿quiénes van a empujar la carreta? La iglesia es pionera en colaborar en las obras sociales y en levantar al ser humano caído, así que la iglesia seguirá empujando esta carreta.

Texto y foto: Diego Cervantes

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