Trump ordena a empresas de EU que dejen de fabricar en China

El enfrentamiento entre China y Estados Unidos escaló ayer a un nuevo nivel cuando Donal Trump “ordenó” a las empresas estadounidenses —sin concretar si iba a tomar medidas legales— ir cerrando sus negocios en el gigante asiático y buscar una alternativa a la fabricación de sus productos. Previamente, China había anunciado nuevos aranceles sobre productos estadounidenses y desató la ira presidencial. El enconamiento entre las dos potencias llega en vísperas de la reunión del G7 y lleva el debate sobre el proteccionismo comercial al epicentro de la cumbre.

El anuncio de Pekín es la respuesta a los aranceles adelantados por Washington a principios de este mes. Pero aunque esperada, la respuesta ha provocado un nuevo terremoto en las Bolsas y entre la comunidad empresarial estadounidense.

En una batería de tuits, Trump insistió en que las multinacionales estadounidenses deben buscar “una alternativa a China, incluido traer de vuelta a CASA nuestras compañías y fabricar nuestros productos en EU”. En su opinión, “las vastas cantidades de dinero hecho y robado por China a EU, año tras año, durante décadas, deben ACABAR y acabarán”, aseguraba el mandatario. “No necesitamos a China y, la verdad, estaríamos mejor sin ellos”, apuntó. En la explosión de tuits, Trump no dudó en incluir al presidente de la Reserva Federal, Jay Powell. “Mi única pregunta es: ¿cuál es nuestro mayor enemigo, Powell o Xi [Jinping, presidente chino]?”. Trump insiste en que Powell baje los tipos de interés para abaratar el dólar.

A la respuesta inicial, le siguió una reunión en la Casa Blanca en la que se acordó –como informó Trump también a través de Twitter– subir los aranceles ya en vigor sobre productos por 250,000 millones de dólares del 25% al 30%. Y los nuevos que entrarán en vigor en septiembre sobre los 300,000 millones restantes de su balanza comercial, del 10% al 15%. Una escalada en toda regla. La guerra está declarada.

Toda esta reacción se produjo después de que Pekín anunciara que castigará a productos estadounidenses por valor de 75,000 millones de dólares con un arancel del 10% en lugar del 5% actual. Las nuevas tasas, respuesta de Pekín a la decisión de Washington de aumentar sus aranceles sobre 300,000 millones de dólares de productos chinos, entrarán en vigor en dos tramos, el 1 de septiembre y el 15 de diciembre. Son las mismas fechas en las que está previsto que se pongan en marcha las penas estadounidenses.

Pekín, además, ha decidido recuperar los aranceles sobre vehículos y componentes estadounidenses, una decisión adoptada como gesto de buena fe tras la reunión del pasado diciembre entre los presidentes de ambos países, Donald Trump y Xi Jinping, en Argentina. Ahora el Gobierno chino ha anunciado que los automóviles estadounidenses soportarán un recargo del 25% y los recambios, un 5%, a partir del 15 de diciembre. El año pasado, EU vendió coches a China por unos 230,000 millones de dólares, según LMC Automotive, y, aunque no supone ni de lejos el grueso de su negocio, automotrices como Mercedes, General Motors o Ford registraban el viernes importantes pérdidas en la Bolsa.

“Las medidas de EU han conducido a la continua escalada de las fricciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos, que han perjudicado gravemente los intereses de China, EU y otros países, y también amenazan seriamente el sistema de comercio multilateral y el principio del libre comercio”, apuntaba ayer el comunicado de la Comisión Arancelaria del Consejo de Estado, el Ejecutivo chino. Insiste así Pekín en su papel como adalid del libre comercio pese a las evidentes restricciones que las autoridades chinas imponen a los inversores extranjeros.

Con esta nueva ronda de sanciones, Pekín penaliza prácticamente todo lo que importa de EU. Entre los productos sancionados se encuentra por primera vez el petróleo, algunos tipos de avionetas —no así los Boeing—, y numerosos productos alimenticios, como diversos frutos secos, el cerdo congelado, varios tipos de pescado y marisco congelado y fresco, la ternera, la miel y la soya, de lejos el producto que más compra China a EU.

Trump había anunciado el 1 de agosto la imposición de nuevos aranceles sobre 300,000 millones de dólares en productos chinos. Ponía así fin a la tregua alcanzada en su reunión con Xi tras la cumbre del G20 en Osaka (Japón) el 29 de junio, en la que acordaron retomar las negociaciones comerciales. El 15 de agosto anunció un retraso de tres meses para productos como los juguetes o productos electrónicos de consumo, hasta el 15 de diciembre.

Trump justificó entonces esa marcha atrás como un intento de no perjudicar al sector de las ventas al por menor, que en Estados Unidos logra su mayor facturación en torno a la campaña navideña. Con todo, las protestas del sector empresarial de Estados Unidos cada vez se oyen con mayor contundencia.

La Cámara de Comercio estadounidense rechazó de inmediato la orden de Trump de abandonar China, donde las empresas estadounidenses acumulan importantes inversiones. “Aunque compartimos la frustración del presidente, creemos que el camino correcto es un compromiso continuo y constructivo”, declaró ayer Myron Brilliant, vicepresidente de la organización. “Las guerras comerciales no se ganan”, advirtió, en total oposición a “las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar” del presidente estadounidense.

Texto y foto: Agencias

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.