Trump resalta la grandeza de Estados Unidos

Donald Trump convirtió su discurso del 4 de julio, el primero que un presidente daba en décadas en el día de la independencia, en una fiesta de exaltación patriótica en la que ensalzó todo de tipo de gestas y héroes de sello estadounidense: de la invención de la bombilla a la del jazz, de la derrota del nazismo a la llegada a la luna. Sobre esto último volvió a prometer: “Iremos pronto de nuevo a la luna, y también vamos a poner la bandera en Marte pronto”.

En el monumento a Abraham Lincoln en Washington, y ante una multitud considerable, pese a la lluvia que había caído por la tarde, Trump llamó a la unidad del país, ahora lastrado por una fuerte polarización política.

La brecha era evidente en la propia celebración: en un lado de la explanada, el republicano con sus seguidores; en el otro, la manifestación en contra.

El 4 de julio es, además del Día de la Independencia de Estados Unidos, una de esas pocas festividades nacionales en un país con escasos días de vacaciones. La gente acude a ver los desfiles civiles por la mañana y se reúne alrededor de barbacoas hasta la hora de los fuegos artificiales, por la noche. Se dice feliz 4 de julio a todo el mundo como si fuera Navidad, por algo es el cumpleaños de la nación, y las banderas de barras y estrellas se encuentran por doquier. Es una jornada patriótica, pero no política, y el cambio introducido por Trump ha despertado muchas críticas, no solo por su protagonismo, sino por el despliegue de vehículos y aviones militares, algo poco común.

Hubo exhibición de tanques y vehículos armados, aviones militares surcando el cielo y música castrense.

También algún fallo de planificación: el presidente pronunció su discurso tras una mampara de cristal que, con la lluvia, se encontraba completamente manchada de gotas y la imagen del republicano se vio en vivo y en todas las televisiones de forma borrosa, algo anticlimático para lo grueso de sus palabras. “Para los estadounidenses nada es imposible”, arengó, tras celebrar la creación de Cruz Roja, el voto de las mujeres o la celebración de la Superbowl.

“Mientras nos mantengamos leales a nuestra causa y recordemos nuestra gran historia, y mientras no dejemos de luchar por un futuro mejor, no habrá nada imposible que América pueda hacer”, dijo. “Nunca olviden que somos estadounidenses y el futuro nos pertenece”, remató al final.

Trump no se salió finalmente del guión de un discurso planeado en clave patriótica, aunque el ambiente sí tenía algo de mitin: las largas colas para entrar, las gorras rojas con el lema trumpista Make America great again y, por supuesto, la manifestación en contra, esta vez, organizada por los activista de Code Pink y con uno de esos globos gigantes con forma de un Trump bebé.

Texto: Agencia
Foto: EFE

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